* El trío llevó al éxtasis a los más de 50 mil fans que acudieron a sus dos shows
* La banda promueve su álbum “Simulation Theory”
Arrodillado sobre el escenario, cubierto con la bandera de México, Matthew Bellamy pedía/cantaba ‘clemencia’. El confeti lanzado segundos antes caía con parsimonia a su alrededor; y mientras un coro ensordecedor lo arropaba, cientos de manos, con celulares en alto, registraban la escena. “Mercy, Mercy || Show me mercy, from the Powers that be || Show me mercy, can someone rescue me?”, dice el tema.
A mitad de la pieza, el vocalista de Muse bajó del proscenio y recorrió la parte frontal saludando a los fans de la banda ubicados en primera fila. Uno de ellos le aventó el lábaro patrio, que el cantante no alcanzó a atrapar, pero que de inmediato levantó del piso, lo tomó junto al micrófono y siguió su trayecto. A su regreso al entarimado, lo mostró y se envolvió en él para finalizar el tema, lo que enloqueció a la audiencia.
De esa forma, el líder de Muse mostró su afecto a los seguidores del trío que abarrotaron el segundo concierto que ofreció en el Foro Sol el pasado 4 de octubre como parte de su Simulation Theory World Tour. Poco antes ya había consentido al público, al responder a una petición que le hicieron decenas desde las secciones de pista: “¡Showbiz!, ¡Showbiz!, ¡Showbiz!”, gritaron. “Un segundo. Es que hace tiempo no la tocamos”, dijo Bellamy. Y la pieza, que da título al primer álbum de la banda, el cual justo un día después cumplió 20 años de su publicación, sonó en lo alto. Esa canción suplió a Bliss, un track de su segundo álbum Origin Of Symmetry.
“Los amamos, son los mejores fans del mundo. Dicen: ‘¡Please, Please, Mexico, Mexico!’ Lo leemos, lo vemos. Aquí estamos. Los queremos, chicos”, declaró el multi-instrumentista en esa segunda noche en tierra azteca, después de interpretar The 2nd Law: Unsusteinable y proseguir con Dig Down, un tema en el que en ambos shows el inmueble de la Magdalena Mixhuca se iluminó con las luces de celular de la audiencia, algo que solicitó el vocalista antes de iniciar.
Sin embargo, desde que el trío puso un pie sobre la plataforma desató la euforia de sus seguidores, quienes -desde la pista- segundos antes lanzaron el clásico grito “¡Eeeeeeeeeeeh, puto!” ante la tardanza de la banda. Algorithm (Alternative Reality Version), Pressure -que incluyó bailarines-, Psycho y Break It To Me fueron las canciones con las que Bellamy, Dominic Howard (batería) y Christopher Wolstenholme (bajo y teclado) obsequiaron para romper el hielo, mientras que tres pantallas, colocadas a lo largo del entarimado, proyectaban sus imágenes u otras de robots, horizontes, androides, y más figuras con las que suelen acompañar sus piezas.
La audiencia pronto se dejó llevar al ritmo impuesto por la guitarra de Matt Bellamy, quien dirigió la voz de miles a placer, preparándolos para un viaje por el tiempo: la primera parada fue hacia finales de la década pasada con Uprising, en la que los puños en alto marcaron no sólo el compás, sino que enfatizaron la letra del tema: They will not force us || They will stop degrading us, la cual originó el primer coro multitudinario. Después, un salto al presente con Propaganda.
De pronto, los gritos de euforia enmarcaron la siguiente estación: los inicios del siglo XXI. Entonces, la pista pareció palpitar, mientras las gradas se remeciron por los saltos de miles bajo el ritmo de Plug In Baby, un tema que también provocó coros a todo pulmón para acompañar a la voz del líder de Muse.
Una vuelta a épocas más recientes con Pray y The Dark Side, para dar paso a otro salto cuántico a la primera década de este siglo con Supermassive Black Hole, que llegó con el intro de Close Encounters. Un periplo supersónico hacia 2018 con Thought Contagion y, en un pestañeo, el grupo se instaló 15 años atrás con Hysteria, que desató esa reacción en la audiencia. Entonces, durante la segunda noche, la travesía sonora en el tiempo fue más allá, se dirigió hacia el último año, del último siglo del milenio pasado con Showbiz (1999).
Enseguida, la banda trajo al presente a los 51 mil 121 personas que acudieron a su primer show con temas como The 2nd Law: Unsusteinable, Dig Down, seguida del STT Interstitial 1, para desatar la locura con Madness y Mercy -sobre todo en la segunda fecha-. Ya instalados en la demencia, llegó otro de sus grandes clásicos Time Is Running Out, y el vaivén provocado por los saltos volvió a remecer el foro.
Entonces, nos alcanzó el futuro cercano con D&B Instrumental, en la que se proyectaron imágenes de Matt, Dominic y Chris que parecen tridimensionales; y después la nostalgia con Take A Bow y Starlight. Otro viaje futurista con Algorithm, cuya historia evoca escenas de Tron Legacy y en la que los bailarines volvieron al entarimado, mientras dos figuras semirobotizadas -que recuerdan a aquellas que aparecen en la cinta de Matrix durante la defensa de Sion- se ubican a cada lado del escenario.
El fin estaba muy cerca, es así que el “Murph” apareció sobre la plataforma, mientras la banda interpretó New Born, la cual remató Bellamy cantando “México, México. We Love You!” y lanzando su guitarra al piso. Tres ocasiones bastaron para romperla.
La señal de que el viaje retro-futurista llegaba a su conclusión provino de la armónica de Chris, los Caballeros de Cydonia se aproximaban a todo galope y, con la euforia a tope y la garganta al límite, la pista volvió a palpitar con gran intensidad y con un derroche de energía que pareció no tener final.
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