* 300 mil personas acudieron al espectáculo gratuito en el Zócalo

 

* Superan en asistencia a artistas como Grupo Firme, Roger Waters y Paul McCartney

 

* El concierto dejó una derrama económica de 980 mdp

 

El corazón de la Ciudad de México palpitó la noche del sábado 3 de junio al ritmo que Los Fabulosos Cadillacs dispusieron. Desde pulsaciones a tambor batiente para hacer llegar el “viento de libertad, sangre combativa” más allá de las arterias aledañas al Zócalo, hasta una palpitación con parsimonia “siguiendo la luna”, aquel satélite que se dejó ver en el momento oportuno, en medio de un cielo nublado. Un corazón que fue dilatándose de a poco, durante horas, recibiendo oleadas de personas -sobre todo a través del Metro- a cuentagotas, expectante de atestiguar como “el silencio se conviert(e) en carnaval”.

Un órgano vibrante que, en su primer latido, con la energía que sólo 300 mil almas -según cifras oficiales-, pueden aportar, cimbró el Centro Histórico de la metrópoli, donde al grito de “¡Matador!, ¡Matador!” rompió el récord de asistencia a un concierto masivo gratuito en la metrópoli mexicana, el cual culminó “con saldo blanco”, según informó la autoridad local a través de Twitter, red social a través de la cual también trascendieron reportes de personas que, ante la multitud, sufrieron ataques de pánico en diversos momentos.

Los Fabulosos Cadillacs

Los Fabulosos Cadillacs durante su concierto en el Zócalo de la Ciudad de México, el 3 de junio de 2023. Foto cortesía del Gobierno de la Ciudad de México

 

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Desde las primeras horas de aquel sábado, miles de seguidores de los argentinos comenzaron a llenar la plancha para disfrutar del espectáculo. Ni las altas temperaturas hicieron mella en el ánimo del respetable, ni la lluvia desalentó la llegada de adolescentes, jóvenes, adultos, familias enteras -con niños en carreolas, en brazos o en hombros- a la plaza más grande del país para disfrutar de emblemáticas piezas que fusionan los géneros como el ska, el rock, el reggae, la samba, la cumbia, entre otros.

Decenas de fans -enfundados en playeras con el nombre de la banda, otros con máscaras y capas de luchador, entre ellos El Santo, varios más con banderas- bajaban apresurados de los trenes de la Línea 2 del Metro, ya fuera en la estación Allende o en Pino Suárez- y tomaban la vía pública rumbo al primer cuadro de la ciudad, que lucía casi a tope dos horas antes de que Los Cadillacs subieran al escenario.

La música de Sergio Rotman, que amenizaba la espera, fue interrumpida a 30 minutos del show: “les informamos que el Zócalo está lleno”, y el gentío, en su mayoría envuelto ya en coloridos impermeables debido a una ligera precipitación, respondió con algarabía. Empero, y aunque se invitó a los asistentes, que estaban en las calles aledañas a disfrutar del show desde una pantalla, en la esquina de Pino Suárez y Venustiano Carranza, la multitud presionó y logró romper, en varias ocasiones, el “perímetro” establecido por los elementos policiacos.

 

A las 19:55, el tema del 007 anunció el arranque de un espectáculo, en el que la banda -grupo y audiencia- hicieron suyo el espacio público allende Palacio Nacional, el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, la Catedral Metropolitana y los comercios que delimitan a la Plaza de la Constitución. “¡Vicentico!, ¡Vicentico!” coreaba el respetable, así como el cántico del tema Yo No Me Sentaría En Tu Mesa -puntualizó la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México- para alentar a la agrupación a tomar el entarimado, que puntual, soltó su pieza de presentación: Cadillacs. La multitud rugió. Enseguida llegó Manuel Santillán, El León, y entonces, el Zócalo se remeció.

Demasiada Presión, El Muerto, Carmela y Estoy Harto de Verte con Otros dieron rienda suelta al baile masivo, mientras en la esquina de Pino Suárez y Venustiano Carranza, pese a haber una pantalla, la multitud daba “portazo”, se dispersaba y cubría a su paso escalinatas, jardineras, y pequeños huecos que aún quedaban, literalmente, a la entrada a la plancha. En las calles aledañas, las marquesinas de los edificios fueron tomadas por fans, postes, incluso semáforos, para disfrutar desde otra perspectiva el concierto.

Entonces, llegó El Genio del Dub y la plaza volvió a remecerse al compás de la danza multitudinaria que ya no paró para dar la bienvenida a Calaveras y Diablitos -que produjo un coro multitudinario- a Los Condenaditos, pero también a El Aguijón, El Número 2 en tu Lista y Saco Azul.

A veces una mar luminosa se agolpaba con parsimonia al pie de Los Cadillacs, pues la multitud, con brazos en alto, buscaba registrar algunos minutos del espectáculo. En otras, la marea humana, con sus saltos, simulaba olas que remecían al Centro Histórico, que hacían vibrar el corazón de la ciudad, por la presencia del “León del Ritmo en Tenochtitlán”, como gritaba el bajista Flavio Cianciarulo.

 

“Buenas noches! ¡Hola! ¡Que alegría! Qué inmensa, inconmensurable e indescriptible alegría poder estar tocando para todos ustedes esta noche. Muchas gracias eternas. De verdad que recibimos esto con nuestro corazón, ondísimamente. Inolvidable. Así que con todo nuestro corazón esperamos que de verdad disfruten este rato. Nosotros, les aseguró, que lo vamos a llevar siempre acá “, dijo Vicentico, y llevó su mano izquierda al pecho “Gracias hermanos”, agregó. La plaza rugió de nuevo, y las calles aledañas también. Un eco que recorrió el primer cuadro de la urbe.

La agrupación prosiguió su recorrido Siguiendo la Luna, lo que empezó a elevar la adrenalina aún más y dio pie a los coros multitudinarios, que surcaron la avenida Pino Suárez hasta la calle de República de El Salvador. Entonces, en el escenario Flavio se acercó a Gabriel Fernández Capello, el vocalista de la banda, le susurró algo al oído y apuntó con el dedo. Enseguida, el vocalista también apuntó hacia el firmamento, seguido del saxofonista Sergio Rotman. La luna se asomó hacia la plancha, en donde minutos antes de arrancar el show la lluvia se hizo presente. “Esta verdad es solo para nosotros hoy. Nadie que no haya estado aquí en estos segundos va a saber de eso”, dijo el vocalista apuntando con el dedo hacia la luna. “Eso es solo para nosotros”.

La batería anunció V Centenario, y mientras Rotoman brincaba en el escenario, en la pista, la multitud se preparaba para saltar y las ruedas de slam reclamaron espacio a punta de baile. Enseguida, brazos arriba batiendo palmas, agitando playeras, ondeando banderas, sosteniendo celulares para acompañar Carnaval Toda la Vida y el coro retumbó la Plaza de la Constitución: “Carnaval toda la vida y una noche junto a vos. Si no hay galope se nos para el corazón”, pero nuevamente fue la batería la que dispuso el terreno para Mal Bicho, “todos te dicen que sos ¡Mal Bicho! Así es como te ves”, retumbó en el Zócalo.

Los Fabulosos Cadillacs

Foto cortesía del Gobierno de la Ciudad de México

 

Entonces, Vicentico hizo una petición: “Hermanas, hermanos. Vamos a darnos nuestro gusto personal, todos nosotros. Vamos a compartir, a saludarnos y a despedirnos bailando, solo unos segundos, pero dejando en esa danza todo lo que tengamos. Entonces, si es que podemos, y sé que es difícil porque somos muchos, pero si logramos hacer unos segundos de silencio y buscar el poder de todos los espíritus de esta plaza que nos den fuerza. Si podemos sólo por unos segundos apagar las luces de los celulares, sólo por unos segundos, y a partir de ahora hagamos un poquito de silencio y ya ustedes solos van a sentir dónde es que explotan los corazones y los espíritus. Silencio, por favor”, pidió -lo que poco se logró, para después entonar: “A la guerra… A la violencia… A la injusticia… Y a tu codicia…” y la multitud, mientras volvía a remecer el primer cuadro de la ciudad, le contestó al unísono: “¡Digo no, digo no! ¡Digo no, digo no, digo no!”

Y con la adrenalina a tope, los tambores anunciaron la llegada de Matador, pieza que este año cumple tres décadas de resonar en América Latina. “Viento de libertad, sangre combativa” retumbó con júbilo en la plancha. “¿Qué suenan? Son balas… Me alcanzan… Me atrapan… Resiste…”, cantó Flavio y el nombre de “¡Victor Jara!” estalló la multitud en una voz.

 

La banda, también conformada por Nando Ricciardi -batería-, Mario Siperman -teclados- y Daniel Lozano -trompeta-, integrantes originales como los antes mencionados, a quienes se suman Florián – guitarra- y Astor Cianciarulo -bajo y batería-, salió por breves minutos del escenario, y la multitud, llenó el silencio con palmas, el cántico del coro del clásico Yo no me Sentaría en tu Mesa y el grito de “¡Otra!, ¡Otra, Otra!”

Fue al ritmo de trompetas que el slam volvió a reclamar espacio, pues el grupo volvió con Mi Novia se cayó en un pozo ciego, a la que siguió Vasos Vacíos -en la que las 300 mil almas cobijaron la voz de Vicentico-, para cerrar con dos clásicos: Satánico Dr. Cadillac y Yo no me Sentaría en tu Mesa –en el que el Centro Histórico que vibró al ritmo de un coro multitudinario -.

En redes sociales, usuarios reportaron crisis de pánico de varias personas ante la cantidad de asistentes al primer cuadro de la metrópolis, algunos durante el show, debido a los “portazos” que ocurrieron y otros al finalizar el espectáculo. Por su parte, las autoridades locales destacaron “el ambiente festivo que se vivió durante el concierto” y agradecieron “el buen comportamiento” de quienes acudieron.

 

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Organizado por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México para garantizar el Derecho a la Cultura de todas y todos los habitantes de la capital mexicana, el concierto de Los Fabulosos Cadillacs “rompió el récord de asistencia”, al registrar 300 mil personas, según datos que la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, ofreció a través de su cuenta oficial en Twitter, con lo que superó a Grupo Firme, que ostentaba ese registro con 280 mil personas, seguido de Vicente Fernández, con 217 mil; Shakira y Justine Bieber, con 210 mil; Roger Waters y Paul McCartney, con 200 mil, respetivamente.

Asimismo, la titular del Ejecutivo local destacó que el espectáculo dejó una derrama económica de 980 millones de pesos (mdp), “entre las compras que se hacen, el alojamiento que hubo en el Centro Histórico, y diversos servicios que se dan en esta zona”.

 

Los principales sectores beneficiados por el evento fueron el “turístico, gastronómico, de transporte, el comercio al por menor y la industria hotelera”, se detalló en un comunicado de prensa. “El impacto favoreció a, al menos, 25 mil establecimientos, ubicados mayoritariamente en el primer cuadro de la ciudad y calles aledañas; además de beneficiar a un aproximado de 75 mil trabajadores.

Por su parte, Los Fabuloso Cadillacs han compartido, a lo largo de la semana, diversos videos y fotografías sobre el show. “¡¡Una noche inolvidable!! Gracias! Gracias! Gracias!”, escribieron en Instagram, donde en uno de sus videos daban cuenta de como se fueron sumando cientos de sus seguidores durante las horas previas para disfrutar su show. “¡Profundamente agradecidos por una noche histórica junto a 300 mil almas!”, publicaron en Facebook.

 

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