* “Ser músico en Latinoamérica de rock and roll es nadar contra la corriente todavía”: El Salmón

 

* Rindió homenaje a los pilares del rock latino ya fallecidos: Cerati, Cantero, Spinetta

 

Una velada rockera aderezada con futbol, gritos de euforia o de impaciencia –“¡Ya cántala!”-, de tauromaquia y hasta un homenaje fue lo que atestiguó el Teatro Metropolitan durante la presentación del argentino Andrés Calamaro el pasado 10 de octubre, quien también aprovechó la reunión con sus fans aztecas para informar que grabará un disco de salsa, el cual contará con la participación de una orquesta panameña.

Durante el show no faltaron los cánticos: “¡Oe, oe, oe, oe, Aaaaan-dreeeeés, Aaaaan-dreeeeés!”, tampoco las banderas de Argentina y mucho menos las playeras de la selección de futbol de ese país con el número 10 en los dorsales, un tributo al delantero Diego Armando Maradona, quien incluso estuvo presente en el show a través de una canción y un video proyectado en la pantalla central del recinto.

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Andrés Calamaro. Foto cortesía Ocesa / Liliana Estrada

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Acompañado de cuatro músicos, en piano, guitarra, bajo y batería, Calamaro salió a escena -con una cinta en la cabeza y lentes oscuros. en los teclados, desde donde interpretó OutPut InPut, llegó Cuando No Estás -en la que aparecieron los primeros coros multitudinarios-, entonces, el multiinstrumentista se hizo de la guitarra para interpretar A Los Ojos -en la que la audiencia se puso de pie, seguida de Verdades Afiladas y Me Arde.

El cántico “¡Oe, oe, oe, oe, Aaaaan-dreeeeés, Aaaaan-dreeeeés!” emergió desde todos los rincones del inmueble, donde el icono del rock latinoamericano ofreció su “tercera presentación”, según dijo, previo a tocar Rehenes y un medley que elevó aún más los ánimos mientras aparecieron La Parte De Adelante, Loco y Corte de Huracán.

“La siguiente canción está inspirada por los valores éticos, humanos y morales que aprendí de una banda del sur de Buenos Aires especializada en un oficio particular que es atracar camiones en movimiento -lo que desató la risa del respetable- en donde la amistad es un tesoro y prácticamente no vale nada, pero prácticamente lo vale todo, toda una vida”, explicó a modo de presentación de My Mafia. Entonces, señaló que quería “abrazar” a su “familia mexicana. Tres generaciones de mexicanos de mi propia familia” y sentado en el piano interpretó Los Aviones.

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Foto cortesía Ocesa / Liliana Estrada

 

Enseguida mencionó las diversas ciudades en las que se ha presentado con su gira, que inicio en mayo en España” y adelantó que después grabará “un disco de salsa con orquesta panameña”, el cual espera presentar en su siguiente visita a México. Así, parado ahora frente al teclado arrancó con All U Need Is Pop; se hizo de su guitarra y entonó Estadio Azteca -en la que pasaron un video en la pantalla ubicada sobre el escenario y que cerró con un “¡Viva México!”- y prosiguió con Para No Olvidar -en la que el público lo acompañó con palmas-.

“Como siempre en Ciudad de México, intenso. En México son muy trabajadores”, dijo el ganador del Grammy, al abundar sobre su experiencia en una “rueda de prensa” que ofreció previo a su show en el Teatro Metropolitan.

“Hicieron preguntas que no eran preguntas. Eran respuestas. Un señor me preguntó si iba a seguir con la metáfora del salmón, que nada contra la corriente eternamente, para que existan más salmones en el mundo, supongo. Es una metáfora silvestre, rockera. Ser músico en Latinoamérica, en Sudamérica, o en México, de rock and roll es nadar contra la corriente todavía”; y se extendió al recordar su primera visita, en la infancia, a la Monumental Plaza de Toros en México, misma que pidió que se abriera (a las corridas).

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Andrés Calamaro y sus músicos en la Ciudad de México. Foto cortesía Ocesa / Liliana Estrada

 

Desde la audiencia se escuchaban chiflidos de impaciencia y gritos de “¡Ya cántala!” Empero, el argentino también aprovechó para presentar a su banda: Mariano Domínguez -bajo-; Martín Bruhn -batería-; Julián Kanevsky -guitarra-; Germán Wiedemer -teclados- y dar pie a El Salmón, seguida de Alta Suciedad -con él en los teclados- y Maradona -de quien recordó que “tuvo la brillante idea de coronar una vida de gloria en el Estadio Azteca y uno de sus últimos trabajos en el futbol fue en Sinaloa”-, durante la cual se proyectaron imágenes de la leyenda del balompié mundial.

Con el ánimo encendido, el viaje sonoro prosiguió Tuyo Siempre –“¡Faltan como 10!”, gritó un hombre desde el público- y enseguida llegó otro medley que incluyó Mi Enfermedad, Todavía Una Canción De Amor, Te quiero Igual y Dulce Condena, de su etapa con Los Rodríguez, de quien también interpretó Sin Documentos, que elevó la adrenalina aún más, pero con una interpretación un poco diferente a la original seguida de un fragmento de Rosa… Rosa, del cantante y actor argentino Sandro; que dio pie a Flaca, entonces, la audiencia estalló en júbilo hasta el encore, pues la primera parte del show se selló con Paloma -en la que el público se volcó en un coro multitudinario y arropó – con el famoso cántico “¡Oe, oe, oe, oe, Aaaaan-dreeeeés, Aaaaan-dreeeeés!”- la salida del otrora integrante de Los Abuelos de la Nada del entarimado.

Transcurrió un momento muy breve para el retorno de los músicos para interpretar Crímenes, tras la que se despidió de tierra azteca: “¡Hasta Siempre!” y dio paso a Los Chicos, pieza con la que rindió homenaje a sus colegas Miguel Abuelo, Gustavo Cerati, Marciano Cantero, Luis Alberto Spinetta y también Maradona. Así, después de casi dos horas de concierto y más de una veintena de temas, El Salmón fue despedido en medio de con una ovación y pasos dobles de música de fondo.

 

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