El año último, cuando la nave espacial IBEX (sigla en idioma inglés de: Interstellar Boundary Explorer o Explorador de la Frontera Interestelar) descubrió un cordón gigante en los confines del sistema solar, los investigadores quedaron desconcertados. Lo llamaron “un resultado impactante” y quedaron intrigados sobre su origen. Ahora, parece que el misterio podría haber sido resuelto. 

{mosimage} “Pensamos que el cordón es una reflexión”, dice Jacob Heerikhuisen, quien es un Investigador de Heliofísica Invitado en la NASA, de la Universidad de Alabama, en Huntsville. “Se trata del lugar donde las partículas del viento solar, que se dirigen hacia el espacio interestelar, son reflejadas nuevamente hacia el sistema solar debido a la acción de un campo magnético”.

Heerikhuisen es el autor principal del artículo en el cual se informan los resultados, en la edición del 10 de enero de la revista Astrophysical Journal Letters. 

Derecha:
Concepto artístico del Explorador de la Frontera Interestelar (IBEX, en idioma inglés).

“Este es un descubrimiento importante”, dice Arik Posner, científico del programa IBEX, en las oficinas centrales de la NASA. “El espacio interestelar justo después de los confines del sistema solar es un territorio en su mayoría inexplorado. Ahora sabemos que podría haber un campo magnético fuerte y bien organizado posado justo en el umbral del sistema solar”. 

Los datos proporcionados por la sonda IBEX encajan muy bien con los resultados recientes provistos por las naves Voyager. Las Voyager 1 y 2 se encuentran ubicadas cerca de la orilla del sistema solar y ellas también han detectado un fuerte magnetismo* en las cercanías. Sin embargo, las mediciones de Voyager son de regiones relativamente cercanas a la nave espacial. IBEX está completando “el gran cuadro”. El cordón que ve es amplio y se extiende casi por todo el cielo, lo cual sugiere que el campo magnético que yace detrás de él es igualmente extenso.

Aunque los mapas del cordón (ver abajo) parecen mostrar un cuerpo luminoso, el cordón en sí no emite luz. En cambio, se hace notar a través de partículas llamadas “átomos neutrales energéticos” (energetic neutral atoms o ENAs, en idioma inglés), los cuales son en su mayoría átomos de hidrógeno comunes y corrientes. El cordón emite estas partículas, que son recogidas por la sonda IBEX en órbita alrededor de la Tierra.
 

{mosimage}

Arriba: Comparación de las observaciones llevadas a cabo por la sonda IBEX (izquierda) con un modelo de reflexión que incluye un campo magnético tridimensional (derecha). Más imágenes: datos, modelo.

El proceso de reflexión propuesto por Heerikhuisen y colaboradores es algo complicado e involucra múltiples reacciones con “intercambio de cargas” entre los protones y los átomos de hidrógeno. Sin embargo, el resultado es simple. Las partículas del viento solar que escapan del sistema solar son interceptadas a aproximadamente ~100 unidades astronómicas (~15 mil millones de kilómetros) por un campo magnético interestelar. Las fuerzas magnéticas capturan las partículas que escapan y las lanzan de regreso hacia el sitio desde donde salieron.

“Si este mecanismo es correcto (y no todos están de acuerdo), entonces la forma del cordón nos está diciendo mucho sobre la orientación del campo magnético en nuestro rincón de la galaxia Vía Láctea”, hace notar Heerikhuisen.

Y nuestro futuro podría depender de este campo.

{mosimage} El sistema solar está pasando a través de una región de la Vía Láctea que está repleta de rayos cósmicos y de nubes interestelares. El campo magnético de nuestro propio Sol, el cual es inflado por el viento solar formando de ese modo una burbuja llamada “heliósfera”, nos protege considerablemente de esas cosas. Sin embargo, la burbuja es vulnerable a los campos externos. Un campo magnético fuerte, ubicado justo afuera del sistema solar, podr&iacut

(Visited 37 times, 1 visits today)