* Damon Albarn concluyó el show con una reverencia al público
Y lo hicieron de nuevo. Sus siluetas proyectadas en una megapantalla, acompañadas de coloridos visuales, son suficientes para arrancar alaridos de euforia. 2-D, Murdoc Niccals, Noodle y Russell Hobbs no necesitan lanzallamas, serpentinas o confeti para mostrar su poderío y amenizar sus shows. Gorillaz, la banda virtual más famosa del orbe, únicamente necesita lanzar un éxito tras otro sobre el escenario para llevar al éxtasis a sus fans, lo cual hizo en la Ciudad de México, donde cerró su gira mundial en medio de una multitud enardecida.
La noche del miércoles el saludo a través de la pantalla –“Hello”- invitó a los miles a cruzar el umbral hacia la segunda dimensión, en donde el grupo cobra vida. Enseguida, una ovación de niños, adolescentes y adultos dio la bienvenida al músico británico Damon Albarn, autor intelectual del proyecto, y a su grupo -real- por segunda ocasión a la metrópoli este año, en lo que pareció una breve pausa al frenesí desatado seis meses atrás en el Vive Latino, donde los fans también pudieron ver recompensada su espera por la banda por más de una década.
Entonces, inició el periplo a través de imágenes, a veces 3D, acompañadas de una fusión sonora entre rock, pop, hip hop y electrónica, que fue aderezado con saltos, baile, coros multitudinarios y vasos de cerveza volando por los aires durante casi dos horas.
M1 A1 y Tranz sirvieron para romper, si es que había un poco, el hielo entre fans y banda. Sin embargo, fue Last Linving Souls la que desató la adrenalina de los miles, reflejada en un gran coro, y a partir de ese momento, el entusiasmo solo fue in crescendo, primero animado por una voz que -en español- cuestionó: “México, ¿Cómo estamos? Y después por la intervención de Albarn, quien en medio de Rhinestone Eyes gritó: “Let me hear you!”
El también líder de Blur hacía peticiones con las manos, las cuales eran correspondidas al instante. Así, pidió brazos arriba en Every Planet We Reach Is Dead, y enseguida la multitud en la pista pareció transformarse en un mar que, con parsimonia, llevaba sus olas energéticas a la orilla del escenario. A ese tema le precedió Tomorrow Comes Today y el show continuó con Magic City, en la que Albarn terminó con una bandera de México rodeándole el cuello.
Uno de los momentos de éxtasis llegó con la pieza P9-2000, durante la cual el británico, contagiado ya por la algarabía del respetable, se acercó a cantar junto a los fans de las primeras filas y saludó en español: “Buenas noches. Muchas gracias para todos. We love you!”
En medio de la euforia llegaron Humility, en cuyo video aparece el actor Jack Black, y en la que el grito de “¡Mexiiiiicooooo!” recibió como respuesta un clamor ensordecedor; así como Superfast Jellyfish, para la cual salieron al escenario los integrantes del grupo neoyorkino de hip hop De La Soul.
Las ondas sonoras anunciaron On Melacholly Hill y en seguida los niños que estaban en el área de pista fueron subidos en hombros. Por su parte, Albarn decidió bajar del entarimado durante su interpretación de El Mañana, pieza que concluyó hincado, a mitad del proscenio. El público respondió al gesto encendiendo sus luces de celular, convirtiendo el área de gradas en cascadas luminosas, y así acompañó a la banda en Fire Flies.
El encargado de abrir la pista fue el cantante Peven Everett, quien puso a bailar a todo el Domo de Cobre con su interpretación de Strobelite, misma que fue recompensada con una ovación. “¿Están listos para bailar?”, preguntaron desde el entarimado, mientras las pequeñas estrellas que forman Andromeda se proyectaban en la pantalla. Entonces, la adrenalina llegó a tope, los asistentes en gradas parecían volcarse hacia la pista, donde los saltos cimbraron el inmueble. Hollywood, con Jamie Principle; Stylo, con Damon, Everett y Bootie Brown sobre el escenario- y Dirty Harry, con Bootie Brown, solo continuaron la fiesta y prepararon al público para otro momento de euforia.
“México, suenan increíble. ¿Quieren fiesta?”, se escuchó una voz en medio de la obscuridad y entonces el clásico Feel Good Inc. sonó junto a De La Soul. Un tema en el que el Albarn se puso una máscara de Stuart Harold Pot, mejor conocido como 2-D, líder de Gorillaz, mientras que los fanáticos se desgarraron la garganta para acompañar a los cantantes en las voces. La euforia fue tal que uno de los raperos terminó cargando a Damon, quien al final destacó: “Hemos estado de gira dos años, esta es una gran familia. Los amamos”. Souk Eye y Plastic Beach culminaron la primera parte del show.
El receso fue breve, pues el público, ansioso, comenzó a llamar a la banda con aplausos y el grito de “¡Go-ri-llaz, Go-ri-llaz!” El nutrido grupo volvió para interpretar Lake Zurich, Latin Simone (¿Qué pasa contigo?) – en la que destacó un video del cantante cubano Ibrahim Ferrer, integrante del proyecto Buena Vista Social Club, ya fallecido; y Kids With Guns.
Antes de proseguir, Albarn llamó al entarimado y agradeció a Jamie Hewlett, diseñador y creador de los integrantes de la banda virtual. Así llegó otro clásico para casi cerrar la noche: Clint Eastwood. Fue a la mitad de la interpretación de Don’t Get Lost In Heaven que el multiinstrumentista británico hizo una reverencia a su fanaticada; mientras el resto de los músicos se fundían en abrazos.
Demon Days fue el tema elegido para despedirse de los escenarios, pues como lo anunciaron en agosto este fue el “último día de la gira mundial” The Now Now, en la que ofrecieron 95 shows, durante 22 meses. “Gracias por unirse a nuestra aventura”, escribió la banda en su cuenta en Instagram.
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