“Vamos a pasarla poca madre”: Mick Jagger

 

Vasos de cartón volaron por los aires desparramando su contenido mientras la pista se cimbraba al ritmo de los saltos de los más jóvenes, que también se contonearon tratando de emular a una de las cuatro “majestades” sobre el escenario; los mayores se vieron felices bailando sin despegar los pies del suelo, pero unos y otros, se unen –con actitud- al grito de guerra: “(I Can’t Get No) Satisfaction”.

Está por bajar el telón y estallar los fuegos artificiales en el Foro Sol. Han pasado ya más de 100 minutos en los que los movimientos de cadera se han quedado grabados en la pupila, y en los que los poderosos riffs de Keith y Ronnie han elevado el ánimo de los convidados al ‘contaminado’ Olímpo.

Aun así, cientos de almas siguen con asombro, a través de las pantallas, lo que ocurre en el escenario: Mick Jagger se lanza en plena carrera por la pasarela, desatando la ovación de los 60 mil asistentes, según datos de la promotora Ocesa, al segundo show de The Rolling Stones. “Para la edad que tiene, se mueve como si fuera un jovencito”, exclamó un fan que ha escuchado a la banda desde finales de los 60.

“Vamos a pasarla poca madre”, gritó Jagger casi a mitad del show a sus fanáticos. Aunque así fue desde el inicio de un concierto que pronto hizo olvidar los empujones y contorsiones que padecieron durante su travesía en el Metro para acudir al encuentro con “Sus Satánicas Majestades” tras la activación de la fase uno de contingencia ambiental.

Foto Fernando Aceves. Cortesía Ocesa

 

“Es sólo rock & roll, pero…”

Los fuegos pirotécnicos y las primeras notas de “Jumping Jack Flash” (1968) dieron rienda suelta al rock and roll y blues que los británicos desparramaron a lo largo de dos horas. Sí, “sólo es rock and roll, pero me gusta (“It’s Only Rock And Roll” [But I Like It]” (1974), fue la canción que continuó la fiesta. “Hola. ¡Viva México cabrones!”, soltó Jagger en español, y de la misma forma que describió el guitarrista Richards en su libro “Live” la puesta en escena de Little Richard -“de pronto, descubrir aquella manera de trabajarse el escenario era alucinante, como si por arte de magia hubieras ascendido a los cielos a departir con los dioses”-, así se sintió el ambiente en el inmueble de la Magdalena Mixhuca.

“Qué chingón estar de vuelta”, exclamó el frontman de la banda de rock más longeva de la historia y que está a punto de cumplir 54 años sobre los escenarios (y contando), tras la interpretación de “Tumbling Dice” -tema escrito durante la estancia del grupo en Francia tras dejar Inglaterra debido a problemas con el fisco (1972)-. “Espero que este segundo concierto sea todavía mejor que el primero”, agregó antes de declararse ‘fuera de control’ (“Out of Control”, 1997): I was Young || I was foolish || I was angry || I was vain || I was charming || I was lucky || tell me how have I changed; en la cual su provocativo movimiento de caderas y el desabotonarse la camisa de inmediato desató los gritos de las féminas.

Como respuesta, llegó la propuesta desafiante: ‘Pasemos la noche juntos’ (“Spend The Night Together”, 1967) –now I need you more tan ever, una de sus piezas censuradas en la radio y la televisión, obstáculos ya superados, pues con casi cinco décadas a cuestas el tema sigue en la memoria de los fanáticos que, por votación en línea, lo eligieron para ser parte de la noche, la cual siguió con varios ‘hits’ al hilo “Angie” (1973), “Paint It Black” (1966) y “Honky Tonk Women” (1969), haciendo uno de los momentos más intensos del concierto; y entre esas canciones, una declaración de Jagger que desató la rechifla del respetable: “La próxima semana habrá un gran concierto aquí mismo. Estoy seguro que les va a encantar. Roger Waters presenta The Wall con la participación especial de Donald Trump.

Los ‘Stones’ cimbraron el Foro Sol. FOTO: Fernando Aceves / Ocesa

 

“La pasamos increíble aquí. Comimos tacos con chapulines, gusanos de maguey, que buen ambiente hay en México. Siempre se respira aire fresco”, fue la descripción que hizo Jagger sobre su estancia en la recién estrenada ciudad de México en medio de la contingencia ambiental -que poco importó a adultos ya entrados en los 60, otros más jóvenes, adolescentes, padres de familia acompañados de niños, muchos portadores de gorras, playeras, manos gigantes de espuma y vasos con el emblemático logo del grupo-, y tras presentar a la banda y sus músicos invitados, cede la luz estelar a su “compadre” Keith, quien agregó: “Es bueno estar de vuelta”.

El guitarrista, acompañado de Charlie y Ronnie, tocó “You Got The Silver” (1969) y tras ella una enorme sonrisa se dibujó en su rostro. Felicitó a su esposa la ex modelo Patti Hansen, quien celebró ese día su cumpleaños número 60, y le dedicó “Happy”.

Con mayor soltura que en su primer show, los ‘Stones’ cimbraron el Foro Sol con “Midnight Rambler” (1969), pieza inspirada en el estrangulador de Boston Albert DeSalvo que superó los 13 minutos y en la que Mick se hace de la armónica y saca sus mejores pasos de baile, brinca; lo mismo balancea la cadera que sube y baja los hombros; recorre el escenario con incesante energía mientras se desprende de la chamarra que agita por los aires; levanta los brazos y dirige al multitudinario coro que tiene enfrente –“Canten conmigo”, pidió- y los 60 mil responden con aplausos y gritos de emoción.

Ronnie de poco vaivén sobre el entarimado se lució en la guitarra en esta segunda noche, jovial, se sumergió en un duelo con Jagger mientras éste baila y toca la armónica; y Charlie Watts, desde atrás de su batería, marcó el ritmo exacto. Y la ovación no se hizo esperar con “Miss You” (1978).

Foto Fernando Aceves. Cortesía Ocesa

 

“México es lo más chingón”: Mick Jagger

Entonces, el líder del grupo –el cual llegó a nuestro país por cuarta ocasión y a una década de su última visita con un espectáculo atiborrado de éxitos que tienen ya más de 40 años a cuestas-, decretó que el objetivo era “pasarla poca madre”. “Está bien asesorado”, se escuchó entre los asistentes en la pista acompañado de algunas carcajadas, mientras iniciaron las notas de “Gimme Shelter” (1969), una electrizante interpretación en la que la cantante Sacha Allen lució una portentosa voz en plena pasarela al lado de Jagger. “¿La están pasando bien?”, cuestionó el frontman en medio de la interpretación de “Start Me Up”. “¡Qué noche brutal!”, exclamó y, de pronto, se apagaron las luces.

Desde las penumbras, símbolos en un rojo carmesí llenaron las pantallas, el fuego artificial incendió los monitores, y los alaridos frenéticos resonaron en sintonía. Envuelto en una capa de plumas rojas apareció el líder de “Sus Satánicas Majestades”: Please allow me to introduce myself || I’m a man of wealth and taste…” (“Permítanme presentarme, soy un hombre de mundo y estilo) cantó, desatando la locura, la contorsión hecha baile.

Así continuó la presentación de quien, sin decir su nombre, ha estado detrás de algunos de los eventos más sangrientos de la historia mundial, mientras el coro de “Sympathy For The Devil” (1968) -“Who, who, who, who”- se elevó al cielo opaco, contaminado, con olor a azufre por el ozono; pero que no hizo mella en los pulmones para seguir cantando con “Brown Sugar”, que sería, según Jagger, “la última y nos vamos”. Al final exclamó “¡México es lo más chingón!” y desapareció del escenario.

Foto Fernando Aceves. Cortesía Ocesa

 

You Can’t Always Get What You Want…( “No siempre puedes tener lo que quieres…”, 1969) se escuchó con voces corales, mezcladas después con las del líder del grupo y la de Allen: “But if You try sometimes || Well You jusy might find || You get what you need…

“¡Muchas gracias señores, señoritas! ¿Están listos?”, gritó Jagger mientras los riffs de “(I Can’t Get No) Satisfaction” hicieron estallar el Foro Sol, en cuya pista volaron vasos de cartón; mientras un joven, que por primera vez presenció un  concierto de ‘Los Rolling’ exclamó: “’Ches viejitos son la onda”; pues ‘Los Stones’, con más de cinco décadas de carrera a cuestas, en la penúltima parada de su gira América Latina Olé, pues este viernes se presentarán en un show gratuito en La Habana, Cuba dejaron claro que en las cuestiones del rock and roll, no importa la edad, sino la actitud.

Foto Fernando Aceves. Cortesía Ocesa

 

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