* El grupo chileno Los Tres fue uno de los invitados al festejo
* Recordaron a Violeta Parra y a los desaparecidos
Decenas de vasos volaban por los aires derramando su contenido sobre los congregados en la pista. La euforia desbordaba al Foro Sol. La celebración por los 30 años de trayectoria de Café Tacvba llevó al éxtasis a 65 mil fans, cuyos rostros reflejaban asombro casi al final de la noche. Las notas de La Ingrata, que resonaban fuerte en el inmueble de la Magdalena Mixhuca, de inmediato desataron la danza de los saltos y empujones; sin embargo, el cambio en la letra obligó a detener el baile por momentos, para centrar la atención en lo que ocurría sobre el proscenio.
“Tiene que ver con resignificar”, explicó Andrea Echeverri, vocalista del grupo Aterciopelados. El cuarteto oriundo de Ciudad Satélite, atento siempre a los movimientos sociales de su entorno, invitó a la artista colombiana, una “compañera del camino” de la banda, “para hacer una versión feminista” del tema que “no cantaban hace rato, porque se les fue la mano un poquito. Aunque tenía humor y estaba super linda”, dijo ella, quien exhortó a la audiencia a no “cantar tanto para que escuchen la nueva letra”.
Una ovación, gritos y saltos de entusiasmo cimbraron el inmueble, mientras Albarrán -ataviado con un traje de tehuana, uno de los más conocidos de las mujeres de la etnia zapoteca, que habitan en el Istmo de Tehuantepec- y Echeverri, quien portaba un collar hecho con muñecas- lanzaban los nuevos versos el público: “Ingrato, no me importa si me quieres, vale madre si me dejas, vengo a romper tu espada, a mandarte a la chingada. Ingrato, porque soy independiente, porque no te necesito, no soy tu media costilla. Es respeto lo que exijo. Ingrato, como madre yo reclamo, ni una más es lo que pido, ningún macho abusivo violará a una chava. Que la violencia se desaparezca, la tolerancia sea la bandera…
Cabe resaltar que desde 2017, la banda no interpretaba la canción – que forma parte de su disco Re, lanzado en 1994-, pues Rubén Albarrán declaró que la consideraban machista. La letra original decía: Ingrata, no te olvides que si quiero, pues si puedo hacerte daño, solo falta que yo quiera Lastimarte y humillarte. Ingrata, aunque quieras tú dejarme, los recuerdos de esos días, de las noches tan oscuras tú jamás podrás borrarte… Por eso ahora tendré que obsequiarte un par de balazos pa’ que te duela. Y aunque estoy triste por ya no tenerte voy a estar contigo en tu funeral.
Horas antes, previo al inicio del show, el performance “Un violador en tu camino” tomó el escenario, cuando un grupo de mujeres replicó el cántico original del colectivo chileno LasTesis, el cual ha dado la vuelta al mundo para exigir un alto a la violencia de género. Además, las pañoletas verdes -símbolo de la lucha por el derecho a decidir y exigir la despenalización del aborto- se hicieron presentes ya fuera atadas al cuello, brazos, muñecas, o sobre otras prendas de muchas de las asistentes.
En medio del recital, que tuvo una duración de tres horas, el grupo recordó a “los violentados y desaparecidos” en México, defendió el derecho de los jóvenes a expresarse y promovió la organización en defensa de la tierra.
¡Llegamos a los 30!
El cuarteto mexicano reunió a miles de sus seguidores en el oriente de la ciudad el pasado sábado, donde familias enteras -con niños en hombros o en carreolas, con gorros alusivos a ‘Gallo Gassss’ o ‘Zopilote’-, adolescentes, jóvenes y adultos -ya fuera en pareja o en grupos- se dejaron llevar por el ritmo de los éxitos de la banda, que al mismo tiempo son parte del soundtrack de su existencia.
“Gracias por venir a compartir, para nosotros, esta fecha especial. Que vengan esos recuerdos y esas sensaciones bellas que les ha producido nuestra música. Nos sentimos muy halagados de ser parte de sus vidas”, expresó el vocalista casi al inicio de recital, el cual registró un retraso de media hora en el que las rechiflas y los gritos de desesperación llenaban el ambiente, pero que desaparecieron apenas se escuchó la frase: “¡Muchachas, muchachos, hola!
“¡Que alegría! ¡Llegamos a los 30, muchachos! No lo podemos creer. Estamos muy contentos”, gritó entusiasmado Rubén, quien fue interrumpido por el coro: “¡oe, oe, oe, oe, Café, Café!” desde la pista y las gradas. “¡Muy bonito, muchachos, pero se escucha puro desmadre! ¡Nos tenemos que organizar!”, soltó el artista -otrora conocido con los alias Pinche Juan, Cosme, Anónimo, Massiossare y Gallo Gassss, entre otros–, provocando carcajadas entre la audiencia, después de interpretar los temas Seguir Siendo, Tengo Todo, Cero y Uno -que desde el primer momento fueron acompañados por los cánticos a todo pulmón de la multitud- y Matando.
Así inició el festejo, en el que no faltó un gran despliegue de luces, que bañó a los miles reunidos al pie del escenario y hasta los confines de la pista, donde se fusionaron con el fulgor blanco proveniente de los celulares de los cientos que abarrotaron las gradas y que, desde ahí, registraron todo lo que ocurrió en el entarimado.
“¡Llegó el Café Tacvba para que todo el mundo le meta al taconazo!”, agregó el frontman y la celebración siguió con piezas “viejitas”: Debajo del Mar -en el que Albarrán lució un tocado de palma y Meme agasajó con sus pasos de baile-, Labios Jaguar, La Zonaja, todas ellas del año 92; a las que siguieron Trópico de Cáncer -donde hicieron una breve referencia a Take a Walk On The Wild Side de Lou Reed– e Ixtepec, provenientes de su disco Re (1994) y, con un viaje relámpago hacia el siglo XXI, aterrizaron con Volver a Comenzar, La 11, La 2, Revés, Futuro y La 7.
El llamado de batalla para la banda volvió a resonar fuerte, “¡oe, oe, oe, oe, Café, Café!”, y así se emprendió una travesía directa al pasado y al sur del continente para rendir homenaje a la música latinoamericana, primero con uno de sus temas más emblemáticos: Gracias A La Vida, original de Violeta Parra; seguida de Tírate, original del grupo Los Tres, ambos artistas originarios de Chile, uno de los países con los que el cuarteto tiene una relación muy cercana.
Seguido de un periplo de unos cuantos kilómetros hacia el norte con el anhelo Ojalá Que Llueva Café, original del artista dominicano Juan Luis Guerra, pieza en la que las voces al unísono parecieron un aguacero eufórico que desbordó al inmueble ubicado en la Ciudad Deportiva, sobre todo cuando aparecieron Aníbal e Iván Hernández en los violines. “¡Qué vivan los niños!”, gritó Rubén al final para despedir con una ovación al talentoso dueto huasteco. “Ahora sí volvió a sonar como se debe esa canción”, escribió Sandra Tisha en Facebook.
Así, en medio de saltos por el tiempo transcurrió el concierto. Un Par De Lugares, Puntos Cardinales y Olita Del Altamar ubicaron a la audiencia en los primeros años de este siglo; pero Las Flores, Chilanga Banda y El Fin De La Infancia la trasladaron a la última década del milenio pasado y, en medio de esa odisea, aparecieron Los Tres, para cantar, a dúo con Cafeta -como también sus fans le dicen de cariño a la banda de Satélite- Déjate Caer y, después, los mexicanos convidaron del festejo a los chilenos, quienes interpretaron sus éxitos Amor Violento y La Torre de Babel.
Entonces, llegaron los “cantos de amor universal y fraternidad” para dar la bienvenida a “nuestros hermanos de todos los pueblos, con un solo corazón, a una sola voz”, solicitados por Rubén; quien los hizo extensivos a las clases política y empresarial que están destruyendo el planeta. Y el eco “¡Culeeerooos!”, llenó el inmueble antes de que llegara ¡la Chica Bandaaaaaa!”, gritó el frontman, tema en el que, al final, aparecieron los hijos de los tacvbos sobre la pasarela, rematada en una flecha en medio de una colmada pista.
Con ese derroche de energía, llegó el momento de un breve receso, de varios que aprovechó Albarrán para cambiar de vestuario -sacos, sombreros, gorros, jorongos-, que prosiguió con la calma de El Mundo En Qué Nací -en voz de Meme-, Encantamiento Inútil, Eres y Quiero ver, antes de que el otrora llamado Anónimo abriera los micrófonos a integrantes de la Asamblea de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Territorio y del Comité Nacional para la Defensa y la Conservación de la Selva de los Chimalapas, opositores al proyecto del Tren Maya, que abarca los estados de Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. A ellos prosiguió El Baile y El Salón.
Tras la euforia desatada, otro breve receso para proseguir con Diente De León, Zopilotes, El Espacio, María y la sorpresa de la noche. “¿Qué todavía siguen aquí? Pagaron la entrada, no hospedaje. ¿Qué quieren algo más? ¿Cómo qué se les ocurriría?”, preguntó Rubén, previo a presentar a Andrea Echeverri, “una compañera a la que amamos y admiramos tanto”. Con ella volvió La Ingrata, en versión “feminista” (Ingrato) para cerrar la noche. Entonces, poco a poco la multitud se esparció por los rincones del Foro Sol para ir a casa, y con ellos el cantico no me digas que me quieres, no me digas que me adoras, que me amas, que me extrañas, que ya no te creo nada…
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