Un recinto con más de 17 mil asistentes, que le dio la bienvenida de pie alrededor de las 21:15 horas, y que quedó en silencio con las primeras notas líricas que surgieron de la voz de Sara Brightman; dejaron claro que se trataría de una noche agradable, llena de glamour, calidad y fantasía.

Presentando un concierto de casi dos horas, el público pudo escuchar algunos de los éxitos y parte del nuevo repertorio que trae la soprano con su nuevo disco, iniciando la velada con Gothica y Fleurs du Mal, rodeada con un set de luces y vestuario que hacía parecer que se escuchaba a un ángel, y no es para menos, ya que el nuevo disco tiene un estilo sacro que hace lucir bastante bien la voz que Brightman aún posee a sus 58 años.

Entre fabulosos cambios de vestuario y con una iluminación que hacía pensar que uno estaba dentro de un cuento, llegó el momento de sorprender a la audiencia al interpreta Carpe Diem, acompañada del tenor francés Vincent Niclo, quien continuó con un solo interpretando Ameno, lo que le valió una grata y calurosa bienvenida del público.

Sarah continuó con Anytime, Anywhere, Gia nel seno (La Storia Di Lucrezia), a la que siguió la famosa Hijo de la Luna, de la banda española Mecano, Figlio Perduto, Tu Che M’Hai Preso Il Cour y cerrando la primera mitad de la velada con Miracle.

 

Sarah Brightman. Foto Cortesía Arena CDMX

 

Después de un breve receso, la cantante regresó para interpretar Hymn, siguiendo con el retorno de Vincent al escenario para interpretar a dueto Sogni, y nuevamente sorprendió al público, ahora con la presentación del cantante rumano de 23 años, Narcis Iustin Ianau, con quien interpretó a dúo Pie Jesu y dejó extasiado al público al interpretar un solo para Caruso.

Brightman regresó al escenario para sacudir el recinto con Fly to Paradise, y apoderarse del piano con Time To Say Goodbye, provocando una ovación y lágrimas por parte de los fans. Siguió, otra vez junto a Vincent, el clásico que la mayoría esperaba escuchar, The Phantom of the Opera, portando ella un lujoso vestido rojo para crear una atmósfera vampiresa.

Casi para culminar el show la soprano interpretó Running, Deliver Me, Ave María -de Shcumann- y, casi a la media noche, llegó A Question Of Honour; con la cual se despidió de sus seguidores, quienes la cobijaron con gritos de júbilo y aplausos, dejando claro que en México tiene un público que la adora.

 

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