* Amy Winehouse es la artista más reciente que falleció a esa edad
* ‘Morir a los 27’, una ficción que coquetea con realidades ya conocidas
Por Alejandro Trejo Martínez
Eran más de las 10 de la noche y, recostado en mi cama, escuchaba la televisión. Jacobo Zabludovsky, conductor del noticiario 24 horas, enunciaba los hechos más importantes del día. De pronto, soltó: en Seattle, “el cantante de rock Kurt Cobain al parecer se disparó un balazo. Tenía 27 años”. No dijo más, porque cuando corrí y me paré frente a la pantalla para saber sobre aquella muerte, ya decía otra cosa.
Un shock. El líder de la banda que fue la disrupción musical total en mi vida se había “suicidado”. Aquel tipo que decía no tener una pistola en la mano (No, I don’t have a gun), había usado una para quitarse la vida.
El mundo ya conoce lo ocurrido: tras un periodo de altibajos en su salud y una sobredosis, la cancelación del tour de Nirvana por Europa, un internamiento a un programa de desintoxicación y un escape del centro de rehabilitación ubicado en Los Ángeles, Kurt Donald Cobain fue encontrado en su casa en Seattle, tirado en el piso, con un disparo de escopeta en la barbilla y con una nota, lo que evidenciaría el suicidio.
Entonces, surgieron especiales de radio y de televisión (MTV), la venta de casetes, de discos y de playeras se dispararon, y la cara del portavoz de la música grunge, del que expresó crudeza en sus letras y canciones de 3 acordes, apareció con mayor frecuencia en los atuendos adolescentes.
Han pasado 27 años de ese suceso. 27 años de pensar cómo sería un nuevo disco de Nirvana y de imaginar cómo serían las nuevas canciones de Kurt Cobain. 27 años de que el cantante de 27 años dejó la vida, el éxito, las drogas y el rock and roll.
27 años, una edad en la que una serie de famosos cruzó el umbral de la inmortalidad debido a su legado artístico. Edad que ha marcado la creación, inconsciente, quizá casual, de un club en el cual se es miembro sólo si eres músico o artista y mueres a los 27 años.
Sin duda Kurt Cobain y Nirvana dejaron un espectro musical y de actitud que influyó a muchos de mis contemporáneos: aprender a tocar la guitarra y formar una banda era un sueño para los otrora adolescentes que tuvimos la fortuna de vivir el apogeo y muerte del oriundo de Abberdeen, Washington.
A lo largo de estos 27 años, varias son las hipótesis sobre la muerte de Cobain que se han manejado: si realmente fue un suicidio o algo tuvo que ver su viuda Courtney Love; el supuesto daño cerebral después de la sobredosis en Roma y su incapacidad para tocar; una depresión por el acoso por parte de la prensa y la lucha por la custodia de su hija Frances Bean; los rumores de la disolución de la banda debido a sus adicciones o simplemente el camino fácil a la inmortalidad; pero lo que realmente me inquietaba, y aún en la actualidad, es la coincidencia con otros famosos que fallecieron a la misma edad.
Brian Jones, Jimmi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain y, la membresía más reciente, Amy Winehouse, son los artistas más conocidos, pero se pueden enlistar más nombres.
Resulta interesante conocer esos otros personajes que también forman parte de ese grupo, así como las coincidencias que existen entre todos sus integrantes, un tema contemplado en el libro El Club de los 27, de Diego Caler Herrerías, quien plantea una hipótesis más allá de la casualidad, pues los nombres antes mencionados son los más famosos de una serie de músicos que, a lo largo de 72 años, han fallecido a la misma edad.
Una obra, narrada en diferentes tiempos y con rasgos de novela negra, cuyos protagonistas son unos chicos que asumen una investigación para aclarar un misterio que los pone en peligro. Así,
El club de los 27 te mantiene hoja por hoja, línea tras línea, atrapado, en una lectura adictiva, con el fin de descubrir las “casualidades” de estas muertes.
Por otro lado, Morir a los 27, de Joseph Gelinek, nos conduce en una ficción que coquetea con realidades ya conocidas y que convergen en historias repetidas una y otra vez.
En esta historia ocurre el asesinato del cantante más famoso del momento, John Winston, líder de la banda The Walrus. El encargado de esclarecer el caso, el inspector Raúl Perdomo, encuentra complicaciones cuando un reo se confiesa autor de dicho asesinato. Lo sorprendente de este personaje es que está encarcelado por el homicidio de John Lennon y lleva 30 años tras las rejas.
Interesante obra que nos lleva en el curso de resolver un asesinato que plantea la hipótesis de que todas las estrellas de rock deben morir a los 27.
Dos historias, dos planteamientos, el mismo tema, un club donde la muerte, y en específico a los 27 años, es un requisito para acreditar la membresía.
La vida de un cantante ha pasado y aún no se entienden las razones de por qué convergen varios en ese punto. Todavía continúan las dudas sobre el suicidio de Kurt Cobain, pero lo cierto es que la llamada Generación X, que escuchó a la banda del Negative Creep, Lounge Act, Lithium y otras historias más, pasó a tener un sentimiento de pertenencia en los 90’s, gracias al grunge de Nirvana.
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