* También podrás disfrutar de la exposición de piezas arqueológicas repatriadas desde EU en 2023

 

La Zona Arqueológica del Templo Mayor reabre en su totalidad luego de que concluyeron las labores de instalación de una nueva techumbre que cubre los vestigios más antiguos del Huey Teocalli, de Tenochtitlán, correspondientes a los adoratorios de los dioses Huitzilopochtli y Tláloc, de la llamada Etapa II (ca. 1390 d. C).

El director General del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto, destacó el mecanismo establecido entre dicha institución y el Gobierno de la Ciudad de México para resarcir los daños en la Casa de las Águilas y los templos Rojos Norte y Sur, y asegurar su preservación con nuevas techumbres, las cuales soportarán mejor el impacto de fenómenos hidrometeorológicos.

Cabe recordar que en 2021 se registró una granizada atípica a finales de abril de 2021, la cual dañó varias de las cubiertas dispuestas en el sitio; como parte de la atención a estas afectaciones se pudo consolidar la infraestructura del importante espacio patrimonial. Es así que se presentaron estas tareas “producto de ese esfuerzo compartido para cuidar este recinto sagrado que fue el corazón de México-Tenochtitlán.

“Con la renovación de sus cubiertas, el sitio no sólo ha mejorado físicamente, sino que ha recuperado su relevancia en la narrativa cultural del país y, sobre todo, de la Ciudad de México. La preservación de patrimonio no se limita a técnicas y métodos, también, implica comprender el significado que estos lugares tienen para las comunidades; la arqueología urbana, en el contexto del recinto sagrado tenochca, ha revelado la riqueza de nuestra historia”.

Por su parte, la titular del Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México, Loredana Monter, reconoció el trabajo conjunto, de manera particular del Museo del Templo Mayor, pues la sustitución de las techumbres -que databan de la década de 1980- requirió una logística compleja en uno de los puntos neurálgicos de la ciudad, según el comunicado de prensa difundido por la Secretaría de Cultura Federal, en el que se indicó que los peatones disfrutarán a plenitud la Plaza Manuel Gamio e ingresarán a la zona arqueológica.

En ese sentido la directora del Museo del Templo Mayor, Patricia Ledesma, abundó que, para no afectar los frágiles restos arqueológicos, el retiro de la vieja cubierta de la Etapa II exigió la coordinación de voluntades y especialidades. “Muchas de las maniobras, explicó, se realizaron de manera artesanal, ya que la distancia entre el lugar donde se encuentran los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc, y el arroyo vehicular, impidió que una grúa apoyara en el retiro de la techumbre, como sucedió en la Casa de las Águilas”.

templo mayor

Foto Secretaría de Cultura

 

Para celebrar la reapertura de la zona arqueológica, fue inaugurada una exposición, temporal, de piezas arqueológicas repatriadas desde Estados Unidos en octubre de 2023. “Su rescate fue producto de una operación encubierta de agentes especiales de Homeland Security Investigactions, en Texas”, abunda el comunicado de prensa. “Repartidos en tres lotes, se recuperaron 103 objetos de piedra, cerámica, hueso y materiales orgánicos, de los cuales se presenta una selección en esta muestra.

“Las piezas, de temporalidades prehispánica y colonial, proceden en su mayoría de las áreas culturales del norte y del occidente de México”. Sobresale un portaincensario de estilo maya -elemento esencial en las ceremonias dirigidas a las divinidades y quema de resinas como ofrenda-, el cual fue entregado de manera voluntaria por una ciudadana estadounidense; habría sido adquirido en aquel país en 2016, y tras un incendio en una galería donde se exhibía, se decidió su devolución”.

Asimismo, se presentó un cilindro de basalto con la representación en perfil de un cráneo zoomorfo, el cual fue entregado en septiembre 2023, a manera de donación, al entonces presidente Andrés Manuel López Obrador. La pieza se trasladó al MTM, donde el investigador especializado en técnicas lapidarias, Emiliano Melgar Tizoc, pudo determinar sus huellas de manufactura mediante diversos análisis.

“La piedra de lápida presenta la fecha “Ce ozomatli” (Uno Mono), la cual, en el calendario adivinatorio nahua, indicaba la predisposición para los trabajos artesanales y oficios manuales de los nacidos bajo esta. Para su elaboración fue desgastada con basalto y arenisca, y se hicieron cortes con obsidiana; en las incrustaciones de concha y turquesa del ojo y el numeral Uno, se usó arenisca; mientras en la perforación se produjo con polvo de pedernal y carrizo y fueron pulidos con piel”.

 

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