* La multitud recibió a los de Jalisco con el ánimo a tope

 

* “Sin ustedes esto no existe”, dijo el vocalista

 

Apenas aparecieron en el entarimado, los gritos de euforia resonaron allende las inmediaciones del Palacio de los Deportes. Los jaliscienses de Porter llegaron a Tenochtitlán y decretaron “una gran noche” desde los primeros minutos. Y así fue. Con el ánimo siempre a tope, las doce mil 500 almas que acudieron al llamado, arroparon al cuarteto durante el viaje de poco más de dos horas y media, en el que no sólo mostraron el repertorio que han creado a lo largo de casi 20 años de carrera, sino que además, invitaron a varios colegas a interpretar algunos de sus más grandes éxitos.

Así, la velada arrancó con una plegaria “quiero saber Qué es el amor, en el que la audiencia pronto dejó ver el fervor que le tiene a la banda y acompañó a David Velasco con coros multitudinarios que hicieron trepidar al Domo de Cobre y que continuaron a una voz en Murciélago. “Es bueno estar con ustedes acá”, dijo el vocalista debajo de una pirámide de luz envuelta en tonos rojizos, previo a interpretar Rincón Yucateco y después continuar el periplo hacia el Ranchito, de su más reciente álbum La Historia Sin Fin.

Entonces llegaron No Te Encuentro, La China y Tzunami, que no hicieron más que subir la adrenalina, que convergió en el grito de “¡Porter!, ¡Porter!, Porter!”, en medio del cual surgió Mundo Extraño, en tanto un halo azul cubrió a la banda sobre la tarima. Y el cántico “¡Oe, oe, oe, oe, Pooooooooor-teeeeeeeeeer, Pooooooooor-teeeeeeeeeer!” retumbó hasta el último rincón del inmueble. “¡México!”, contestaron desde el escenario.

Porter 2

Porter presentó el catálogo que ha creado en sus casi dos décadas de trayectoria. Foto cortesía Ocesa / Liliana Estrada

 

La travesía por el mundo sonoro experimental que tejen Medussa o Fernando de la Huerta (guitarra), Bachter o Diego Rangel (bajo, programación y sintetizadores) y Villor o Víctor Valverde (guitarra y teclados) -también integrantes del grupo-, acompañados por Sergio Méndez (batería), junto a imágenes psicodélicas para recrear atmósferas coloridas, continuó con Arcade -en la que los músicos fueron proyectados en la pantalla central-. Entonces, apareció Host Of A Ghost y el clamor, que cimbró otra vez al Domo de Cobre, llevó a la banda a nuevos confines. “¡Qué chulada!”, exclamó el vocalista.

Enseguida aparecieron las palmas para acompañar Palapaentonces, desde el escenario se escuchó el cántico “¡Oe, oe, oe, oe, Usteeeee-deeeees!” y la multitud respondió con un “¡Oe, oe, oe, oe, Pooooooooor-teeeeeeeeeer, Pooooooooor-teeeeeeeeeer!”- sólo para dar la bienvenida al sonido del afilador que anunció que Cxchillo ya estaba cerca. A la que siguió Bipolar como cierre de la primera parte del show. “¡Viva México!”, remató el vocalista. “¡Los queremos un chingo!”

 

Entonces, el cauce sonoro bajó la velocidad, no así la intensidad, pues la banda ofreció un set acústico que abrió con Cuando Lloro; pero casi enseguida avanzó con celeridad siguiendo a La Sombra del Amor y, de pronto, la odisea volvió a ser vertiginosa, pues apareció Daphne, con Caloncho como primer invitado de una noche en la que diversos astros desfilaron por el escenario del “Palacio de los de-Porter”.

Tras unos breves minutos en los que hubo problemas técnicos, la aventura prosiguió con Mamita Santa, interpretada al lado de la tapatía Shady; seguida de Xoloitzcuintle chicloso, junto a la regia Renne, quien no paró de saltar sobre la tarima y animó, si es que todavía había algunos que se resistieran a dejar su asiento -había butacas frente al proscenio- a ponerse de pie y entonar las piezas a todo pulmón.

De esa forma, dejó el ambiente a punto para la entrada triunfal del Vaquero Galáctico, un clásico de la banda en voz de Denisse Gutiérrez, vocalista de Hello Seahorse!-; y cerrar con alaridos eufóricos acompañando a Huitzil, en la voz de Diego Puerta de Dromedarios Mágicos.

 

Tras un breve descanso, como para recargar un poco de energía para el final de la travesía, mientras el público no paraba de lanzar su gritó de batalla: “¡Oe, oe, oe, oe, Pooooooooor-teeeeeeeeeer, Pooooooooor-teeeeeeeeeer!”, la banda volvió para interpretar Himno Eterno, que fue dedicado “a esas personas que se nos adelantaron, a esos angelitos que ya están en el cielo”, dijo Velasco, al tiempo que las gradas emulaban una cascada luminosa -por los celulares- que desembocaba en la pista del recinto.

De pronto, un Cachito de Galaxia apareció en el horizonte, el mismo que surcaron los Pájaros para anunciar el ocaso. “Sin ustedes esto no existe!”, exclamó el líder de la banda jaliscience. “¡Gracias, los queremos muchísimo!”

 

En tanto, en el área de gradas, un trío de adolescentes, cubierto por una cobija y abrazados, no dejó de brincar y cantar, pese a que Para Ya, junto al cantante Rosas, fue la señal de que el final estaba cada vez más cerca. Entonces, la multitud se dejó llevar eufórica, por Porter y Little Jesus, por la Espiral, mientras los coros volvían a remecer al Domo de Cobre.

La próxima parada de la banda será en su natal Guadalajara, el 14 de octubre, como parte del festival Tecate Coordenada.

Porter

Foto cortesía Ocesa / Liliana Estrada

 

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