Una
puesta en escena “(con) arias, duetos, tercetos y música instrumental –como en
la ópera clásica-, (con) esencia rockera”, expresó en entrevista con
Entertainment SG, previa a la función, el contratenor jaliscience Santiago
Cumplido -quien interpreta a Renfield; aunque advirtió: “no diría que esperen
el metal, alocarse y bailar slam, al contrario, va a ser algo de apreciación.
Sutil, (pero) prendida”.
En
un ambiente etéreo, creado por el hielo seco que inundó el escenario -y hasta
las butacas frente a éste donde los asistentes no dejaban de abanicar con el
programa de mano-, pronto apareció, enfundado en un vistoso traje color rojo,
el Vampiro –interpretado por Leobardo Quirarte, quien aprovechó “la parte
rockera de (su) voz”- para hacer saber a todos los rincones del inmueble que la
bella Mireya fue el amor de su vida y que 400 años después regresó vía Mina.
Sin
embargo, las voces que deslumbraron sobre el escenario fueron la de Lucy, amiga
de Mina –interpretada por Iraida Noriega, quien comentó en conferencia de
prensa que con este personaje descubrió como cantar” desde el centro de la
entraña”- y la de Renfield –interpretado por Cumplido y a través del cual se rindió
homenaje al contratenor alemán Klaus Nomi- mostrando su irreverencia o lealtad
a “su amo”.
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Bajo
la “luna llena de melancolía…”, a través de letras nostálgicas, a veces
graciosas, otras aderezadas con gritos de desesperación o locura, interpretadas
también por Mina –Vera Concilión-, su novio Thomas -Ugo Rodríguez-, Van Helsing
-José Fors- y personajes como una vendedora de flores y una madre desesperada -Sara
Valenzuela y Erika Noguez-, se narró la historia en dos actos, en la que algunos
asistentes extrañaron la música impetuosa de una banda en vivo, como ocurrió
con su antecesora “Dr. Frankenstein”.
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Con
indumentarias vistosas, reducida utilería, entre la que destacaron tres
sarcófagos rojos y visuales en una pantalla gigante, así como un pequeño
vendedor de periódicos que sorprende a los asistentes, durante el intermedio, al
anunciar las 400 las víctimas de la “extraña enfermedad” que azota al pueblo, se
ambientó la segunda ópera rock del músico cubano José Fors, con la que, dijo en
rueda de prensa, tiene “ya la mancuerna de los dos monstruos más importantes de
la historia. Frankenstein y Drácula”.
Después
de lamentar el paso de las “madrugadas que no conocen día”, Orlok se rindió
ante el encanto de Mina, sólo para verse reducido a cenizas con la luz del amanecer
ante cientos de espectadores. Sin embargo, el “ser monstruoso” tendrá otra
oportunidad en el DF, pues regresará en 2015, declaró Ana Teresa Ramírez,
directora de la Coordinación de Producción y Difusión Musical de la Universidad
de Guadalajara (UdeG).
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