El largometraje, que se estrenará el 1° de Mayo y que está basado en la vida del dirigente campesino César Chávez, fundador del primer sindicato agrícola en Estados Unidos, aborda el surgimiento y desarrollo del movimiento pacífico de los pizcadores de uva en Delano, California, en la década de los 60 para exigir respeto a sus derechos más fundamentales, que les habían sido negados por más de un siglo.
Una “película urgente que habla de la identidad latina en Estados Unidos”, abundó Pablo Cruz en entrevista; pero que además “trata de gente generando el cambio, involucrándose. Habla de no victimizarse”, sino de reconocerse como parte de un problema, para así encontrar una solución, había declarado el director de la cinta en rueda de prensa, en la que lo acompañaron, además del productor, los actores Rosario Dawson y John Malkovich.
Con la actuación también de Michael Peña y América Ferrera y filmada durante 10 semanas en Sonora, esta es una cinta “donde los protagonistas se parecen a nosotros, donde la historia que se cuenta tiene que ver con nosotros”, destacó Diego Luna, quien resaltó la importancia de acercar este suceso a los jóvenes, pues es “parte de nuestra historia”.
{mosimage}
Realidad incómoda
Explicó que su interés por conocer más sobre César Chávez surgió de “la vergüenza”, luego de conducir muchas ocasiones por el Boulevard que lleva el nombre del activista en la ciudad de Los Ángeles, por “no conocer realmente la trascendencia no sólo del personaje, sino del movimiento. Lo lejos que estaba de su historia.
“Haciendo esta película empecé a reconocer la cantidad de prejuicios que tenía sobre la comunidad México-americana. Hemos dejado que la frontera nos fracture. No compartimos nuestras historias. Hoy en México nadie sabe quién es César Chávez, pero además muy pocos sabemos realmente la experiencia que significa pertenecer a esa comunidad. Cuando hicimos la película era muy importante tratar de retratarla con veracidad”, explicó.
A pesar del movimiento de Chávez, Luna dijo que en la actualidad “sólo 20 por ciento de los trabajadores del campo de Estados Unidos está representado por un sindicato. Esto te habla de cómo sí se lograron cosas, pero hay una realidad que no ha cambiado del todo.
“Es una realidad muy incómoda, hemos permitido la esclavitud de 11 millones de trabajadores que están construyendo un país, están alimentándolo, haciendo que ese país sea lo que es y que no gozan de los derechos básicos que cualquier ser humano merece”.
En ese sentido, el actor John Malkovich –que interpreta a un viticultor- refirió que la cinta puede motivar el interés del público hacia Chávez y Dolores Heredia, también activista y su compañera en el movimiento, “saber quiénes eran, qué hicieron, por qué los problemas continúan y están muy lejos de ser resueltos”.
Agregó que los largometrajes son poderosos desde su invención, “pero lo mejor que puede hacer una película es la misma cosa que hizo Gandhi o que hizo Martin Luther King, que es mostrar un espejo para que nos veamos y nos preguntemos si estamos siendo las mejores personas que podemos ser”.
Con él coincidió el productor Pablo Cruz, quien señaló que en México, el filme puede despertar la curiosidad de la gente por saber “qué pasa con quienes se van”; pero también que la inspire para “darse cuenta del poder que se tiene cuando se organiza (la sociedad civil) y que los movimientos no violentos son los que normalmente tienen la respuesta a los conflictos que existen”.
{mosimage}
Despertar de un sueño
Para Diego Luna la importancia de contar esta historia es que se envió “un mensaje claro: Este tipo de cine tiene que existir, el que nos representa, el que nos da la oportunidad de contar historias profundas, interesantes, complejas. Ya no quiero hacer un personaje que se muera en el segundo acto y que luego el protagonista se indigne tanto con esa muerte que vaya y salve al mundo”.
Este proyecto fue como haber “despertado de un sueño. Fue enorme, un sueño de principio a fin –durante cuatro años- y muy demandante. Nos encontramos una cantidad de obstáculos que no sabíamos que existían. Es la primera vez que hacemos una película de este tamaño” y en coproducción con Estados Unidos.
Pero, abundó, es el cine que “quería hacer. El que tiene que ver con aquello que me preocupa, con temas que me interesa poner sobre la mesa, discutir y hacer preguntas. Creo que el séptimo arte se trata de cuestionar y esperar que el público encuentre la respuesta”.