La primera tuvo lugar en julio.
Durante los últimos nueve meses, Curiosity ha estado actuando como doble de riesgo de los astronautas, exponiéndose a la misma radiación cósmica que los seres humanos experimentarían si realizaran el mismo camino hacia Marte1.
“Curiosity ha sido golpeado por cinco grandes eventos de llamaradas y partículas solares en el trayecto entre la Tierra y Marte”, dice Don Hassler, del Instituto de Investigaciones del Sudoeste (Southwest Research Institute, en idioma inglés), ubicado en Boulder, Colorado. “El vehículo explorador está seguro y ha estado enviando datos invaluables”.
Curiosity viajó hasta Marte en la “barriga” de una cápsula espacial que se asemeja a las cápsulas que llevan tripulación humana. En la imagen de la izquierda, se observa a la nave espacial denominada Laboratorio Científico de Marte (MSL, por su sigla en idioma inglés) durante su viaje al Planeta Rojo. En la imagen de la derecha, se muestra al Vehículo de Exploración Tripulado (Orion).
A diferencia de los vehículos exploradores todo terreno que ya se han empleado en Marte, Curiosity está equipado con un instrumento que mide la radiación espacial. El Detector Evaluador de Radiación (Radiation Assessment Detector, en idioma inglés), también apodado “RAD”, según su acrónimo en idioma inglés, cuenta los rayos cósmicos, así como los neutrones, protones y otras partículas en un amplio rango de energías biológicamente interesantes. La misión principal del RAD es investigar el ambiente de radiación sobre la superficie de Marte, pero la NASA lo encendió en la fase de crucero para que pudiera detectar la radiación también en su camino hacia Marte.
La ubicación de Curiosity dentro de la nave espacial es clave para el experimento.
“Curiosity está viajando a Marte en la ‘barriga’ de la nave espacial, en un lugar parecido al que alojaría a un astronauta”, explica Hassler, quien es el investigador principal del RAD. “Esto significa que el vehículo explorador absorbe las tormentas de radiación del espacio profundo de la misma manera en que lo haría un astronauta real”.
Incluso las supercomputadoras tienen problemas para calcular exactamente lo que sucede cuando los rayos cósmicos de alta energía y las partículas energéticas del Sol golpean las paredes de una nave espacial. Una partícula golpea a la otra; los fragmentos vuelan; los mismos fragmentos colisionan con otras moléculas.
“Es muy complicado. Curiosity nos ha dado una oportunidad para medir lo que sucede en una situación de la vida real”.
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Las observaciones del flujo de partículas cargadas, llevadas a cabo por el RAD durante aproximadamente 7 meses de viaje, incluyeron 5 eventos que involucraron a partículas energéticas solares. El recuadro compara el flujo de partículas observado por el RAD con el observado por los instrumentos ubicados a bordo de la nave espacial ACE (Advanced Composition Explorer ó Explorador Avanzado de Composición, en idioma español). La estructura de la nave espacial MSL (Mars Science Laboratory o Laboratorio Científico de Marte, en idioma español), es decir, el material trasero, el escudo térmico, etc., proveyó una importante protección contra la radiación espacial y redujo de manera significativa el flujo de partículas, en comparación con lo que lograron hacer los instrumentos del ACE.
Hassler afirma que las paredes del Laboratorio Científico de Marte han dado el resultado esperado: solamente las tormentas de radiación más fuertes han logrado ingresar en él. Además, las partículas cargadas que penetraron en el casco han sido frenadas y fragmentadas por su interacción con la “piel” metálica de la nave espacial.
“No solamente las paredes son importantes, sin embargo”, destaca. “Los tanques de hidracina y otros componentes de la nave espacial también brindan cierta protección”.
Los datos aportados por Curiosity ayudarán a descubrir cómo los diferentes subsistemas bloquean y responden a los rayos cósmicos y a la radiación solar. Esta es la información que quienes diseñan las naves espaciales tripuladas por seres humanos necesitan conocer con urgencia. “Planeamos publicar resultados en una revista evaluada por expertos hacia finales de este año”, dice Hassler.