Observe las estrellas durante más de media hora en una noche despejada y probablemente verá algunos de los meteoros producidos por este acontecimiento. ¿Pero de dónde viene todo este material? Sorprendentemente, la respuesta no se conoce aún con certeza. 

Ahora la NASA está desplegando una red de cámaras inteligentes por todo Estados Unidos con el fin de responder a la pregunta ¿Qué está golpeando a la Tierra?

¿Ese meteoro que vio resplandeciendo en el cielo nocturno provino del cinturón de asteroides? ¿Se creó durante la agonía de un cometa? ¿O se trató de un trozo de basura espacial que encontró un ardiente final? 

“Cuando llego al trabajo cada mañana y enciendo mi computadora, hay un mensaje de correo electrónico que contiene algunas respuestas”, dice William Cooke, quien es el jefe de la Oficina de Medio Ambiente de Meteoroides, de la NASA. “Y no tengo que mover ni un dedo, excepto hacer clic con el botón del mouse”.

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El rastro de una bola de fuego de las Delta Acuáridas del Sur, capturado por una de las cámaras de la red, en julio de 2010: película

Grupos de cámaras inteligentes que pertenecen a la nueva red de meteoros triangulan la trayectoria de las bolas de fuego y un software especial1 utiliza la información para calcular sus órbitas y enviar un mensaje matutino a Cooke por correo electrónico. 

“Si alguien me llama y me pregunta: ‘¿qué fue eso?’, podré responderle. Tendremos un registro de todo gran meteoro que ingrese a nuestra atmósfera sobre algunas partes de Estados Unidos. ¡Nada se quemará en esos cielos sin que yo me entere!” 

En otras redes de meteoros de Estados Unidos, la tarea de analizar los datos recabados por las cámaras y calcular órbitas debe hacerse manualmente (un proceso que resulta muy tedioso). 

“En nuestra red, las computadoras lo hacen por nosotros, y lo hacen muy rápido”, dice Cooke. 

{mosimage}La órbita de un meteoro de las Delta Acuáridas del Sur (en color rojo) se corresponde bien con la órbita del cometa progenitor (en color azul). 

Las tres primeras cámaras de la red, que tienen cada una el tamaño de una máquina expendedora de chicles, están ya en funcionamiento. El equipo de Cooke desplegará pronto 15 cámaras al este del río Mississippi y hay planes para una expansión a lo largo y a lo ancho del país2. Cooke está buscando de manera activa escuelas, centros científicos y planetarios que estén dispuestos a alojar sus cámaras. Los criterios que busca se encuentran detallados al final de la historia. 

Además de rastrear meteoros y sus órbitas, el sistema de Cooke le proporciona otra valiosa pieza de información. 

“Brinda datos sobre la rapidez de los meteoros en función de su tamaño, y esto es algo de importancia crítica para la calibración de los modelos que usamos en el diseño de naves espaciales”. 

Los cazadores de meteoritos también saldrán beneficiados. Al determinar la trayectoria de una brillante bola de fuego a través de la atmósfera, el software de la red es capaz de calcular si el meteoro impactará contra la Tierra y puede determinar el lugar del impacto con buena precisión. 

“Y cuando recolectemos los trozos de meteorito, podremos saber su origen. Yo podría estar sosteniendo un trozo de Vesta en mi mano3. ¡Sería como enviar una misión de recolección de muestras pero sin costo!” 

Sin embargo, oportunidades como esta serán poco frecuentes. “La mayoría de los meteoritos caen en el océano, en lagos, en bosques, en campos de cultivo o en la Antártida”, dice Rhiannon Blaauw, quien colabora con Cooke. “Y la mayoría de esos meteoritos nunca serán encontrados. Pero nuestro sistema nos ayudará a rastrear más de ellos”.

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