Los científicos de la misión indican que todos los sistemas que se encuentran a bordo tienen luz verde para este encuentro cercano con uno de los cometas más pequeños, y sin embargo más activos, que se han detectado.
{mosimage} Concepto artístico del encuentro que la nave espacial tuvo previamente con el cometa Tempel 1. [Más información]
“Hay miles de millones de cometas en el sistema solar, pero esta será apenas la quinta ocasión en la cual una nave espacial ha volado lo suficientemente cerca del núcleo como para fotografiarlo”, dice Lori Feaga, quien es parte del equipo científico de la misión EPOXI. “¡Será todo un espectáculo!”
Las órbitas de los cometas tienden a ser muy alargadas: viajan muy lejos del Sol y luego se aproximan a distancias mucho más pequeñas. Cuando ocurra el encuentro, Hartley 2 estará cerca del Sol, lo que permitirá que se caliente después de haber viajado por el frío espacio profundo. El hielo en su núcleo estará evaporándose furiosamente, lanzando polvo y chorros de gas.
“El núcleo de Hartley 2 es pequeño, tiene menos de 1,6 kilómetro (menos de 1 milla) de diámetro”, dice Feaga. “Pero su superficie expulsa descargas gaseosas a una tasa mucho más alta que los núcleos que hemos observado en el pasado. Esperamos más chorros y estallidos de este núcleo”.
EPOXI se adentrará en la brillante coma del cometa —la centelleante aura de escombros, iluminados por el Sol— que cubre al núcleo. Las cámaras de la nave espacial tomarán fotografías de alta resolución (7 metros por píxel cuando ocurra el máximo acercamiento), mostrando al mismo tiempo este nuevo mundo en toda su gloria.
“Esperamos poder ver los rasgos, que parecen cicatrices, de la superficie del cometa: cráteres, fisuras, respiraderos”, relata Sebastien Besse, quien es también parte del equipo científico. “¡Quizás incluso logremos ver qué rasgos son los que están expulsando chorros gaseosos!”
Los instrumentos de la nave espacial ya están apuntados hacia su objetivo, el cual se acerca velozmente.
“Aún estamos basante lejos, así que no podemos ver todavía el núcleo”, explica Besse. “Sin embargo, nuestras observaciones diarias, que se hacen mediante el espectrómetro y las cámaras, ya están ayudándonos a identificar las especies y cantidades de gases presentes en la coma y a aprender cómo evolucionan conforme nos aproximamos”.
El cometa Hartley 2, fotografiado el 13 de octubre por Nick Howes, lector de Ciencia@NASA, usando el Telescopio Faulkes Norte, de 2 metros, en Hawái.
El propósito de la misión es recabar información sobre la composición del núcleo y compararla con otros cometas. Debido a que los cometas pasan mucho tiempo a distancias muy grandes del Sol, el frío preserva su composición química —y dicha composición puede decirnos mucho.
“Los cometas son remanentes de cuando se ‘construyó’ nuestro sistema solar”, explica Besse. “Los cometas no fueron incorporados cuando los planetas se formaron a partir del material de la nebulosa que giraba en torno al Sol”.
Los investigadores estudian estos muy bien conservados especímenes del sistema solar primitivo con el propósito de aprender cómo se formó y cómo pudo dar nacimiento a un planeta como la Tierra, el cual fue capaz de conservar la vida.
“Estos sobrevuelos nos permiten deducir qué ocurrió hace 4.500 millones de años”, dice Feaga. “Hasta este momento, sólo hemos observado cuatro núcleos. Es necesario estudiar más cometas para aprender cuáles son sus diferencias y sus semejanzas. Esta visita será de gran ayuda, especialmente porque Hartley 2 es, en muchos sentidos, distinto a los otros cometas que hemos visto”.
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