{mosimage} Concepto artístico de la nave LCROSS acercándose a la Luna, en octubre de 2009. [Más información]
Estas misiones hallaron evidencia de que el suelo lunar de los oscuros cráteres es rico en materiales utilizables. Además, la Luna parece estar aún químicamente activa y tiene un ciclo del agua completo. Los científicos también confirmaron que el ‘agua lunar’ se encuentra en algunos lugares principalmente en forma de cristales de hielo puros.
Estos son los resultados más destacados de seis artículos de investigación que se publicaron en la edición del 22 de octubre de la revista Science (Ciencia, en idioma español).
El 9 de octubre de 2009, los impactos que tuvieron lugar en el cráter Cabeus (Cabeo), de la Luna, y que fueron ocasionados por la nave LCROSS y por un segmento de cohete vacío que la acompañaba, levantaron una estela de material que quizás no había estado expuesto a la luz solar durante miles de millones de años. Mientras la estela se elevaba casi 16 kilómetros (10 millas) por encima del borde del cráter, los instrumentos ubicados a bordo de LCROSS y de LRO realizaron observaciones del cráter y de los escombros y de las nubes de vapor. Los impactos provocaron que granos de hielo de agua casi puros se elevaran hacia la luz solar, en el vacío del espacio.
“El hecho de ver granos de hielo de agua casi puros en la estela quiere decir que, de alguna manera, el hielo de agua fue depositado en la Luna en el pasado, o que procesos químicos han provocado acumulaciones de hielo en grandes cantidades”, dijo Anthony Colaprete, quien es un científico del proyecto LCROSS e investigador principal en el Centro de Investigaciones Ames, de la NASA.
Además de agua, la estela contenía otros elementos “volátiles”. Éstos son compuestos que se congelan con el frío de los cráteres lunares, pero que se evaporan con facilidad una vez que son calentados por la luz del Sol. El conjunto de instrumentos de las naves LCROSS y LRO determinó que quizás hasta un 20 por ciento del material levantado por el impacto de la nave LCROSS está compuesto por elementos volátiles, entre los cuales se encuentran metano, amoníaco, gas de hidrógeno, dióxido de carbono y monóxido de carbono.
Un mapa de la temperatura superficial del polo sur lunar realizado por el Experimento Radiométrico Lunar Diviner, ubicado a bordo de la nave LRO. En el mapa se observan varios cráteres de impacto intensamente fríos, los cuales podrían atrapar el hielo de agua y otros componentes congelados que comúnmente se observan en los cometas. Las temperaturas máximas aproximadas a las cuales estos compuestos podrían permanecer helados durante miles de millones de años se indican en la barra de la derecha. [Imagen ampliada]
“La diversidad y abundancia de los elementos volátiles en la estela sugieren que éstos provienen de una variedad de fuentes, como cometas y asteroides, y que existe un ciclo del agua activo en las sombras lunares”, dice Colaprete.
Los instrumentos también descubrieron una gran cantidad de metales livianos, como sodio, mercurio y, posiblemente, incluso plata. Los científicos piensan que el agua y la mezcla de elementos volátiles que detectaron LCROSS y LRO podrían ser residuos de un impacto cometario. Según los investigadores, estos volátiles productos químicos secundarios son evidencia de que existe un ciclo a través del cual el hielo de agua reacciona con los granos del suelo lunar.
El instrumento Diviner (Adivino, en idioma español), que lleva a bordo la nave LRO, ha reunido datos sobre la concentración de agua y mediciones de temperatura, y el Detector de Neutrones y Exploración Lunar, también a bordo de LRO, confeccionó un mapa de la distribución del hidrógeno. Combinando estos datos, el equipo científico arribó a la conclusión de que el agua no está uniformemente distribuida en las frías sombras de la Luna, sino que más bien existe en pequeñas acumulaciones aisladas, las cuales pueden incluso existir fuera de las regiones que se encuentran a la sombra.