* “La música es el puente donde siendo distintos nos podemos encontrar”: Roco
* Se pronuncian contra el acoso, los feminicidios, las fronteras y en pro de diversidad
* La Sonora Santanera fue la invitada especial
Decenas de pachucos catrines, bailarinas catrinas, calaveras, espantapájaros y hasta algunos de los personajes de la serie Casa de Papel se unieron al ritual de contonear la pelvis, sacudir el esqueleto y chocar las palmas y falanges al ritmo impuesto por los anfitriones de la Maldita Vecindad y Los Hijos del Quinto Patio, quienes adornaron la Arena Ciudad de México con ‘calaveritas’ -versos casi cantados- y papel picado con figuras de La Huesuda -proyectado en las pantallas- para dar la bienvenida a “los ancestros”, que llegaron desde El Más Allá a la otrora Tenochtitlán para gozar de la festividad del Día de Muertos.
El olor del incienso y el copal y breves columnas de humo dibujando las siluetas de amplios penachos de un grupo de danzantes se esparcieron por la pista del inmueble para marcar el inicio de la ofrenda musical, de tres horas de duración, con la que la banda obsequió a sus seguidores.
En el ritual prehispánico participó Roco Pachukote, vocalista del grupo oriundo de la Ciudad de México. “Bienvenidos todos con el corazón abierto y todas las almas que nos acompañan de sus ancestros. Somos millones de almas esta noche honrando a la muerte. Bienvenidos a esta gran celebración de la vida, de la muerte, del amor”, expresó desde el entarimado adornado con flores de cempasúchil ad hoc para el 2 de noviembre.
Cenizas y Bailando fueron las piezas con las que niños, en hombros de sus acompañantes o sobre la pista, y adultos hicieron mover sus huesos, los propios y hasta los que llevaban estampados en vestidos, playeras, sudaderas y guantes.
Entonces, apareció la primera ‘calaverita’ en voz de Roco para presentar Supermercado: “Sabemos que en este mundo hay un sistema patriarcal que busca la máxima ganancia. Este maldito sistema neoliberal. Es por eso que esta rolita que hoy les venimos a cantar es la historia de un carnalito que no se dejó apachurrar. Trabajaba en un supermercado y le mandaban todo reetiquetar, ponerlo todo bien caro, y él dijo ‘ni maíz, eso no va a pasar”.
Cada una de sus piezas fue precedida por un verso del Más Allá: “Nuestros ancestros nos enseñan, ya que cruzaron al otro lado, que de ahí venimos y allá regresamos, todos siempre lado a lado. Nos enseñan que la vida y la muerte es parte del mismo proceso…. La música es el puente donde siendo distintos nos podemos encontrar, así es que todo mundo brincando y bailando porque esto es ¡Quinto Patio Ska!”, gritó el líder de la banda; y mientras sonaban las primeras notas, los fanáticos de las gradas sucumbieron al ritmo y se levantaron a bailar.
Entonces, iniciaron los homenajes de la noche: “Hay muertos tan entrañables que viven en nuestro corazón y aunque no son de nuestra familia, todos sabemos su canción. El Príncipe de la Canción se nos adelantó hace poco, pero todos sabemos muy bien que en nuestro corazón vivirá. Ya Lo pasado, pasado, decía, y hoy aquí todos juntos, podemos festejar”. Una ovación y un coro multitudinario fue la respuesta al cover del éxito en voz de José José, acaecido un mes atrás.
El festejo continuó con Así seguir, Mujer -en la que proyectaron fotos de Remedios Varo, Frida Kahlo, Yolanda Montes ‘Tongolele’, entre otras, en las pantallas-, Los Agachados, Un Gran Circo -con el que salieron llamas en la parte frontal del escenario y fue amenizado por un Catrín y una Catrina en zancos-, Expedientes Marcianos, El Tieso y la Negra Soledad -que convirtió a la arena en un Salón de Baile de antaño, mientras que dos parejas hacían lo propio sobre el entarimado- y Patineto.
Después, una dedicatoria: “No morirá la flor de la palabra. La palabra verdadera que toca los corazones y las almas transformará. Para Carlos Monsiváis, Eduardo Galeano y ‘el tlamatini’ Miguel León-Portilla (fallecido el 1° de octubre de este año) y para todos los sabios de las comunidades indígenas”, rezó el verso que anunció la llegada de Don Palabras, pieza que fue recibida con gritos de euforia y en la que Pato (guitarra), Sax (saxofones) y Aldo (bajista) mostraron sus mejores pasos de baile.
Luego, otro homenaje: “Un gran poeta de la canción, un gran cantante y compositor… El Divo de Juárez le decían, cuánta música tan buena nos dejó. Aquí la Maldita Vecindad honra a Juan Gabriel con toditito el corazón”, soltó Roco para dar pie a su versión de Querida, tema en ska que hizo cantar y mover, a más de uno, el esqueleto; mientras el confeti reiteraba la celebración y el tributo a los muertos.
Tras un breve descanso, la banda regresó al proscenio vestida de blanco para interpretar El Barzón, dedicado al revolucionario Emiliano Zapata; continuó con Chacagua (El Grito de Luz) y enseguida un faquir que mostró su pericia al comerse una espada fue la introducción a Solín, mientras los “círculos de paz” y slam iniciaron en la primera parte de la pista.
Así, el concierto fue adquiriendo un ritmo vertiginoso. Morenaza y Rafael fueron piezas con las que la banda se pronunció “contra el acoso callejero” y en pro de la diversidad, respectivamente. “Nuestros ancestros desde hace tiempo nos dijeron ‘ya no molesten a las mujeres, ya no más’. No más feminicidios, no más acoso, no más machismo patriarcal. En este mundo necesitamos hombres respetuosos de verdad. Hombres y mujeres caminando juntos en libertad”.
La segunda, dedicada a los muxes de Oaxaca, hizo hincapié en que un “mundo que acepta el odio, la violencia y la guerra se escandaliza tremendamente cuando dos hombres o dos mujeres se abrazan y besan… Lo que necesitamos es amor, respeto y ¡Qué viva la diversidad! La violencia ciega, homofóbica y machista, eso sí que no hay que tolerar”. Entonces, la audiencia se dejó llevar por el ritmo parecido a una salsa y luego cedió al influjo del Tejedor de Historias, El Cocodrilo, El Teporocho, entre otros.
Para “los muertos que han dado la vida por la dignidad, por la paz, por la justicia” fue el tema Un Poco De Sangre, extraído de su álbum El Circo. “Para los estudiantes del 2 de octubre, para las mujeres de Acteal, para los padres y madres de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, para los que han dado la vida para las libertades que hoy caminamos, aquí estamos y decimos claramente que nunca los olvidamos”.
El clímax llegó con los invitados: los integrantes de La Sonora Santanera se unieron a ‘la Maldita’ banda para cantar Pata de Perro, pues así como “la música cruza las fronteras y el tiempo. (Se busca) un mundo donde las fronteras no construyan muros para dividirnos, sino puentes para cruzarlos de ida y vuelta, uno donde ningún ser humano sea considerado ilegal” y en la que enviaron saludos a Chile.
Los Chicos Suaves y La Boa, llevaron la adrenalina de los miles a tope, mientras anunciaban el final, en el que el Pachuco se hizo presente para rematar el viaje musical. Así, la audiencia, guiada por la luz de neón || que anuncia el lugar cruzó el umbral del Baile Kumbala bar.