* “¡Gracias por esperarnos tanto tiempo!”, exclamó la banda

 

* Antifaces de conejo y máscaras de ‘Hombre Árbol’, el souvenir de la multitud

 

* El quinteto hizo un recorrido por toda su discografía

 

En la noche de una mañana con eclipse anular, después de casi una década de ausencia, se cristalizó el regreso sobre los escenarios de Austin TV. “No existen las coincidencias, todo es rizoma”, dijo Chiosan, en una velada de sábado que se tornó eufórica en la que sus más leales fanáticos bailaron, gritaron, saltaron e hicieron trepidar el Pepsi Center para demostrarle al quinteto cuánto lo extrañaron.

“¡Gracias por hacernos parte de sus vidas!”, dijeron desde el proscenio tras salir con sus máscaras de conejo. “Gracias por esperarnos tanto tiempo”, agregó Xnayer, quien en algún momento salió del entarimado y regresó ataviado como conejo para fundirse en un abrazo con sus compañeros.

Aunque no es la primera vez que el grupo se presenta en la Ciudad de México desde su resurgimiento, pues ya habían actuado en la más reciente edición del Vive Latino, y ofrecieron un minishow en septiembre del año pasado, sí fue un reencuentro dedicado a sus miles de seguidores.

La multitud, desde la pista, recibió al grupo de rock instrumental -que no necesita más que su música para conectar- con un clamor que surgió detrás de antifaces multicolores con figura de conejo o de los diversos personajes que han cobrado vida a través de su música, pero también de máscaras del hombre árbol o con las del diseño más reciente con la que el grupo cubre sus rostros, lo que dio un toque especial a la velada.

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En punto de las 21:00 horas, las luces del recinto se apagaron, al tiempo que se encendió la pantalla, para proyectar un mensaje de bienvenida al público, mientras los gritos de euforia desde la pista y en las gradas ubicadas en la parte alta del lugar retumbaron por todos los rincones para abrazar el regreso de Chiosan -teclados y samplers-, Xnayer -batería-, Totore -guitarra-, Rata –bajo- y Acky -guitarra-“Tracemos mapas”, invitó el final del anuncio. Entonces, en medio de frases como “¡no mames!” desde la pista, al tiempo que las primeras notas de De la Orquídea a la Avispa, el sencillo que fue punta de lanza para la vuelta del grupo a las tarimas y en medio del cual las palmas se sumaron al ritmo, arrancó la velada, definida por algunos como “mágica”.

“¡Austin!, ¡Austin!, ¡Austin!”, fue la respuesta de una exultante audiencia, que no perdió tiempo en expresar su fervor y lanzó líquidos al aire al ritmo de los saltos, con los que remeció el foro de la colonia Nápoles, mientras hacía su aparición Roy Rogers, proveniente de La Última Noche Del Mundo, y, tras él, las palmas acompañaron a los Caballeros del Albedrío -en donde la frase de batalla de la banda: “Tu cara no importa, importas tu”, ocupó el espacio de la pantalla central.

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Foto cortesía Ocesa / César Vicuña

 

“Gracias por estar aquí haciendo rizoma con nosotros. Esta es una noche especial, por el hecho de estar aquí, estamos unidos. Vamos a disfrutar mucho”, dijo Chiosan,

Con imágenes psicodélicas, a veces multicolor, que parecían galaxias en expansión, bosques fulgurantes o con simples figuras geométricas o, a veces una simple pantalla blanca, el grupo creado en 2001 generó atmósferas vibrantes mientras interpretaron temas de sus más reciente álbum Rizoma, como Ésta es la razón, Reflejo Infinito, Lo Bonito de la Muerte, hasta de sus antiguos trabajos, que elevaron aún más el ánimo de los presentes, entre ellos Les Choses sont Bizarres, Olvidé Decir Adiós –que desbordó los ánimos-, Voces Iluminadas Por Sonrientes -de Fontana Bella– y Satélite.

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Foto cortesía Ocesa / César Vicuña

 

“Hola. Lo logramos. Estamos aquí. En todos estos años de ausencia, estuvimos juntos intentando adaptarnos a una vida, crecer, a que de repente vas para abajo, de repente vas arriba”, dijo uno de los guitarristas. “Creo que algo que agradecemos ahora, mucho, es la compañía. Entendimos que no tenemos por qué pasárnosla solos y llevárnosla solos. Si estás pasando un momento culero hay un chingo de gente dispuesta a ayudar. Nosotros nos ayudamos, nos platicamos, nos decíamos… y ahora, después de esos tiempos duros estamos en este momento tan bello, con ustedes y si alguien tiene que aceptar que necesita ayuda este es un buen momento para aceptarlo, para pedirla, para recibirla y para empezar”.

Enseguida presentaron a un ensamble de violines, quienes forman parte de la banda de la prima del baterista de Austin TV, la cual no pudo estar en el show. Junto a ellos, que también portaban antifaces, parecidos a la actual máscara de la banda -que tiene flequillos- interpretaron temas como Más Que A Nada En El Mundo y Laticce.

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Foto cortesía Ocesa / César Vicuña

 

Después, el grupo, en voz de uno de sus guitarristas, pidió dedicar Voló Al Cielo a las personas (familiares, amigos cercanos) fallecidas -en su caso, su “abuela Raquel”. Así, mientras las notas de la pieza iban surgiendo desde el escenario, en la pista el clamor se convirtió en nombres. Al final, una lluvia de confeti inundó la pista. Y, entonces, vino un receso.

Tras ocho minutos, el quinteto volvió al entarimado, pero ahora con sus máscaras de hombre árbol, lo que provocó euforia en la audiencia. El concierto continuó con Ana No Te Fallé, El Secreto De Las Luciérnagas, Marduk -en la que la audiencia acompañó al grupo con un vaivén de brazos alzados y un coro multitudinario. “¡Los amamos!”, exclamaron desde el entarimado.

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Foto cortesía Ocesa / César Vicuña

Otros de los temas que dieron vida a la segunda parte del concierto, que duró alrededor de dos horas y media y en el que también subieron a tres enmascarados del público al proscenio, fueron El Hombre Pánico -uno de sus temas punks que de inmediato hizo brincar a la multitud, la cual elevó el puño para gritar “¡Uno, dos, tres, cuatro!, ¡Uno, dos, tres!, ¡Uno, dos, tres, cuatro, cinco!, ¡Un dos!, ¡Uno, dos, tres, cuatro!”- y Shiva.

Para cerrar, Austin TV desapareció entre la penumbra por segunda ocasión en medio de los gritos de “¡Austin!, ¡Austin!, ¡Austin!”, el cántico “¡Oe, oe, oe, oe, Aus-tiiiin, Aus-tiiiiin!” y las peticiones de “¡Otra!, ¡Otra!, ¡Otra!”, sólo para retornar con sus máscaras de conejo. Reunidos alrededor de la batería, la banda interpretó uno de sus éxitos: Rucci -en la que un guitarrista bajó del escenario para tocar en medio del público-, y Cisne De Pan -en la que volvieron los violines a escena- y que dio fin a un show en el que la banda terminó fundida en un abrazo. “¡Es como un sueño!”, gritaron desde el escenario Y los más de ocho mil fanáticos, según datos difundidos por el recinto, arroparon al quinteto con una ovación.

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Foto de @nazapf, tomada de www.facebook.com/austintvoficial

 

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