* Inició como grafitero, pero su obra trascendió debido al apoyo de Andy Warhol

 

* JM y Suzanne fueron una pareja reconocida, que se ayudó y lastimó mutuamente

 

Por Alejandro Trejo

Una obra que me impactó demasiado hace 16 años era una pintura en una puerta. La pieza se titulaba “Puerta completa”. Estaba instalada justo a la salida de la exposición Jean Michel Basquiat en México, exhibida en el Palacio de Bellas Artes, y causó un impacto en mi concepción del arte pop.

La muestra del pintor neoyorkino estaba integrada por 32 obras de gran formato que provenían de colecciones particulares y galerías europeas. Recuerdo haber conocido la propuesta del artista porque había visto la película Basquiat (1996) cuando estudiaba en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), pues en una clase llamada Sociología del Cine nos pidieron un ensayo sobre el filme.

Todo ello llega a mi memoria tras el encuentro fortuito, justo en la semana de Nochebuena, de un libro que causó mi interés en un artista que en sus inicios era grafitero y que logró ser una referencia del arte del pop debido a la exposición que tuvo por parte de Andy Warhol.

Hace un mes, el 22 de diciembre, JM Basquiat, también conocido como SAMO, hubiera cumplido 60 años, pero no sólo eso, sino que en el año 2020 también se conmemoró el 32 aniversario de su muerte. El artista pereció por una sobredosis de heroína en 1988, a los 27 años, lo que lo incluye en el club al que pertenecen algunos famosos como Amy Winehouse, Janis Joplin, Kurt Cobain, Brian Jones y Jim Morrison, entre los más populares, pero si rascamos un poco más, hasta el Gallo de Oro Valentin Elizalde, es uno de sus integrantes.

Una década de trabajo le bastó a Basquiat para ser un exitoso artista en vida y su prematura muerte provocó que su obra se convirtiera en objeto de culto.

Con su variante del neo expresionismo alemán, JM gritaba contra el racismo. Con una obra conceptual que recuperaba referencias del grafiti callejero, del hip hop, del jazz, el artista de origen haitiano y puertorriqueño dejó una huella contundente en la historia del arte.

Su vida fue complicada, llena de dolor, drogas y amor, el cual puede reconocerse -en el libro La Viuda de Basquiat, escrito por Jennifer Clement, dirigido hacia una mujer con la que compartió no sólo departamento, sino experiencias que los marcaron para caminar en una misma línea

Sin nunca haberse casado, Jean-Michel y Suzanne fueron una pareja reconocida, la cual se ayudó y lastimó mutuamente, se volvieron inseparables, recorrieron el lado de las drogas del cual, infortunadamente, Basquiat no pudo salir y que su viuda narra dentro de este pequeño libro.

La Viuda de Basquiat, escrito de manera concreta y contundente, describe a este “matrimonio” de artistas, que habitan en un Nueva York glamoroso, musical, artístico, violento y trémulo.

Si quieres conocer más de Jean Michel Basquiat ve a www.basquiat.com.

 

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